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Porque hemos muerto juntos

FUENTE: BLOG LA CARRETERA

Análisis y reflexiones de un caminante

Plácido Díez

 

“LENTAMENTE. Del otro lado. Yo apenas podía ahora oír tu voz.

EN MIS OJOS se agolpa repentina la luz. Como si tú, de pronto, volvieras a la vida.

SABÍAS que sólo al fin sabía yo tu nombre. No el que te perteneciera, sino el otro nombre, el más secreto, aquél al que aún pertenecías tú.

EN EL ESPEJO se borró tu imagen. No te veía cuando me miraba.

YO CREÍA QUE SABÍA un nombre tuyo para hacerte venir. No sé o no lo encuentro. Soy yo quien está muerto y ha olvidado, me digo, tu secreto.

ME PARECÍA AHORA como si quedase en suspenso el amor. Y no era eso. Tan sólo tú no volverías nunca.

NI LA PALABRA ni el silencio. Nada pudo servirme para que tú vinieras.

CUERPO DE un desconocido. Levantamiento de tu cuerpo en el atardecer anónimo. Ya no quedaba en ti señal alguna que te hiciera nuestro.

Y TU ¿de qué lado de mi alma estabas, alma, que no me socorrías?”

“No amanece el cantor”, José Ángel Valente

 

El poeta de la generación de los 50, atrapado por la desnudez y la luz del paisaje almeriense, por el sufismo, la rama mística de los Islam que integra influencias del cristianismo viejo, del budismo y del hinduismo, y por las sugerencias de su amigo Juan Goytisolo, con el que compartía la pasión por tender puentes entre Occidente y Oriente, escribió esta prosa poética para intentar comunicarse con su hijo Antonio que, en 1989, falleció a los 32 años por una sobredosis en Ginebra, donde José Ángel Valente trabajaba como funcionario de las Naciones Unidas.

Son unos versos que nos conectan con el dolor de Patricia Ramírez y Ángel Cruz, los padres de Gabriel, “que está ya con sus peces y la bruja mala del cuento ya no existe”, padres que no estaban preparados para despedir a un hijo, nadie lo está, como dijo el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, pero, sobreponiéndose a uno de los golpes más demoledores que te puede dar la vida, con tu hijo se va una parte esencial de tu vida y se queda para siempre el vacío de la ausencia, están apartando el rencor, en un ambiente extremadamente ruidoso dominado por los impulsos y la intolerancia, para transmitir serenidad, paz y sentimientos buenos, mientras se dejan abrazar por el calor de la gente para anestesiar su devastador dolor. Una valiosísima lección de humanidad en medio de la crispación y del estallido emocional de un país bronco y extraviado en los debates públicos.

Dolores, a mí y a nuestra hija Sabina, lo que están sufriendo Patricia Ángel, también Zoido que perdió un hijo adolescente en un accidente de tráfico, (el nuestro, David, también era adolescente cuando murió atropellado, pronto hará 16 años, los mismos que tenía cuando se le apagó la luz), nos está haciendo que volvamos a andar el camino del aprendizaje para convivir con la pérdida de un hijo:

el aturdimiento, la incredulidad y la rabia iniciales, los desesperados intentos de comunicarnos con él, de mantenerlo vivo tocando y oliendo sus prendas y sus cosas, el riesgo de aislamiento y depresión, la terapéutica compañía y afecto de familiares y amigos, el profundísimo silencio de la casa, la piña de los tres gracias a la brújula emocional de la madre y, poco a poco, solo con el paso del tiempo y muchas lágrimas y puñetazos al aire, se va desbrozando el sendero para canalizar en un sentido constructivo la rabia y la desolación, para profundizar en la compasión y en el apoyo a los demás.

Como Valente nosotros también nos enamoramos en la década de los 80 de la Almería de Patricia, de Ángel y de Gabriel, y en particular del Parque Natural Níjar-Cabo de Gata, de la luz, de las puestas de sol, de los vientos de poniente y de levante, de la aridez, de las aguas transparentes donde juegas con los pececitos en la misma orilla de la playa, de las puestas de sol con un mar  del color de las ágatas, de las comidas y cenas concurridas de familiares y amigos en la playa, de las sardinas asadas en la playa, las moragas, de la posidonia, de los ruinosos cortijos como el lorquiano “Cortijo del Fraile” de “Bodas de sangre”, de la autarquía franquista del oro de Rodalquilar, de los palmitos, de las pitas, de las chumberas, del rodaje de “Lawrence de Arabia” y de “Las aventuras del barón de Munchausen”, de los poblados del Oeste, de los “spaghetii-western” de Sergio Leone, de la iglesia mejicana, de las salinas y la cabaña de madera donde veían cine los salineros, del familiar “Strawberry fields forever”, “vivir es fácil con los ojos cerrados”, que compuso Lennon en 1966 en Almería mientras rodaba “Cómo gané la guerra” de Richard Lester, (y que más de una vez compartimos a través de las ventanillas abiertas del coche cuando ya llegamos a La Almadraba de Monteleva, en la recta colindante con el mar y las minas de sal), de los flamencos, de los galanes, la gamba roja, los calamares y el cazón, de las jarapas, de los manantiales de la sierra de Filabres-Alhamilla, de los aljibes, de los volcanes, de la lava, de las torres de vigilancia de los piratas berberiscos, del faro y el mirador de Vela Blanca, de la playa de los Muertos, de los Genoveses, el Barronal, Mónsul, Media Luna y Cala Carbón, estas cinco últimas se salvaron de la especulación porque la dueña latifundista de aquellos terrenos aguantó sin vender a los promotores porque quería despertarse cada mañana viendo el mar, de la bahía de la Isleta del Moro, de las Negras con la leyenda del naufragio que dejó viudas a todas las mujeres de la pedanía, de la cala de San Pedro, uno de los últimos asentamientos hippies del Mediterráneo, de las Hortichuelas bajas y altas, con su “Cortijo subacuático”, una escuela de buceo que anima la pedanía durante el verano, el rincón en el que tan feliz fue Gabriel, del feroz pulso entre el plástico y el parque natural, de los magrebíes y subsaharianos en bicicleta al anochecer por los estrechos arcenes, de los asentamientos infrahumanos, del flamenco a la luz de la luna acunado por las olas del mar que siempre evoca a Tomatito, del atardecer en el café de “La Loma” contemplando la bahía de la Isleta y de los Escullos, del marciano bar de Jo en medio de la nada bajo el deslumbrante techo estrellado, de ese sentimiento interior, de esa espiritualidad, que te hace sentir en un paraíso diferente.

Níjar es  un municipio de menos de 30.000 habitantes, más de la mitad de ellos residentes en las barriadas agrícolas de Campohermoso y San Isidro, que mantiene más de 600 kilómetros cuadrados de extensión, incluída la mayor parte del Parque Natural “Níjar-Cabo de Gata” declarado como tal en 1987.

Hasta allí nos atrajo a principios de los 80 “Campos de Níjar”, el libro de viajes de Juan Goytisolo, el mismo autor que sedujo a Valente que habiendo nacido en Orense, de padre republicano humillado por los vencedores de la guerra civil, huyó a Oxford a dar clases, se hizo funcionario de Naciones Unidas trabajando en París y Ginebra, y finalmente  abrió residencia durante 15 años en Almería, el alfa y el omega, en una vivienda en el entorno de la Alcazaba y del barrio de “La Chanca”.

Curiosamente, una de las primeras obras del Premio Príncipe de Asturias de las Letras, y Premio Nacional de Poesía, el cuento titulado “El uniforme del general”, está ambientado en Fiñana, en la comarca almeriense de los Filabres-Tabernas donde un grupo de anarquistas, durante los años de la II República, representaron una parodia vistiéndose con el uniforme del general Saliquet, uniforme que estaba en el cortijo que habían ocupado y que era propiedad de la familia del militar. Denunciados, acabarían todos fusilados.

La conexión espiritual de Valente con el territorio que durante el califato de Córdoba fuera referencia de los sufíes españoles, especialmente Pechina porque Almería entonces solo era el puerto y la Alcazaba, ya existía sumergida cuando, estando en Canarias en 1972, escribió ese cuento que le acarrearía un consejo de guerra y un juicio en rebeldía.

En 1992, cuatro años después de la muerte por sobredosis de su hijo Antonio, el poeta escribiría:

Ahora ya sé que ambos tuvimos una infancia común o compartida porque hemos muerto juntos y me mueve el deseo de ir hasta el lugar donde estés para depositar junto a las tuyas, como flores tardías, mis cenizas”.

Antonio fue incinerado en el cementerio de San Francisco de Orense y con las suyas se reencontrarían las cenizas de su padre ocho años después de escribir estos versos. El regreso a la Ítaca que le asfixió para reencontrarse con sus orígenes y con los suyos.

No sé por qué pero viendo estos días las fotos del gran fotógrafo y periodista que es Chema Artero y pensando en Gabriel, en Patricia y en Ángel, con esos cuerpos tan menudos, tan sufridos, tan escurridos y a la vez tan increíblemente cargados de energía, tan almerienses, me he acordado de José Ángel Valente, del poeta que tanto se inspiró en San Juan de la Cruz, y a través de él he querido trasladarles mi solidaridad, mi cercanía y el afecto compartidos con Dolores y Sabina, que algo conocemos de ese infierno.

 

 

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Siria: la mayor tragedia humanitaria del siglo XXI

TEXTOS: Javier Martín
Corresponsal de la Agencia EFE en el norte de África

Original aquí

Siete años después de que el conato de revolución libertaria en Siria se transformara primero en guerra civil y después en un laberíntico conflicto internacional de múltiples y afiladas aristas, algunas de sus claves y consecuencias son hoy irrefutables y de sobra conocidas. Pocos se atreven ya a negar que nuestro tiempo es testigo de la mayor tragedia humanitaria del siglo XXI, y que como sistema político, económico y social en declive somos responsables de la crisis de refugiados más colosal desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Los datos revelados en las últimas semanas son avasalladores y espeluznantes, perturbadores, pero solo cobrarán su pleno significado cuando el tribunal de la historia analice la obstinada y deshumanizada decrepitud del capitalismo con la requerida distancia. Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, desde que la contienda estallara en el albor de la infausta primavera de 2011, más de 321.000 personas han perecido y cerca de 145.000 han desaparecido. Una cuarta parte de todos ellos civiles, hombres, mujeres, ancianos y niños víctimas de la persecución, del revanchismo, de las ambiciones políticas y económicas planetarias, de las torturas y, sobre todo, de los bárbaros bombardeos aéreos, tanto del régimen como del resto de los países implicados.

Bachar al Asad lidera la lista de los ganadores de un conflicto que tiene dos grandes perdedores: el pueblo sirio y la carta fundamental de los Derechos Humanos

Las cifras que ilustran la desesperación y la pobreza son igualmente turbadoras. De acuerdo con la Organización Internacional de la Migraciones (OIM), un organismo dependiente de la ONU, más de 5,5 millones de sirios se han visto arrastrados a huir de su país, aunque no para disfrutar de esa dignidad que le garantiza la carta de los Derechos Humanos. La mayor parte de ellos sobreviven desde hace casi un lustro hacinados, marginados en barriadas chabolistas de refugiados que asemejan inhumanos campos de reclusión en JordaniaTurquía, el Líbano o la desmemoriada y asustadiza Europa. Alrededor de seis millones más se han convertido en desplazados internos en un territorio arrasado y empobrecido mientras que cerca de las dos terceras partes de la población siria -calculada en 20 millones de habitantes antes de que se enrevesara la tragedia- precisa de asistencia humanitaria inmediata.

Las razones y el efecto geopolítico causado también parecen diáfanos, pese al dédalo de grupos y milicias que combaten entre sí en un escenario de alianzas interesadas y cambiantes. Siete años después del alzamiento, Bachar al Asadlidera la lista de los ganadores de un conflicto que tiene dos grandes perdedores: el pueblo sirio, que sufrirá las secuelas de esta guerra durante generaciones, y la carta fundamental de los Derechos Humanos, profanada por todos aquellos que la alumbraron hace más de medio siglo.

El entonces joven aprendiz de tirano no solo ha logrado aplastar el simple anhelo de libertad, igualdad y justicia social que, como una dulce quimera, perseguían sus conciudadanos, a los que no ha dudado en masacrar, si no que ha sido capaz de superar una conjura multinacional con una mezcla de sagacidad y crueldad de la que se sentiría orgulloso su avieso progenitor, el general Hafez, padre y alma de la dictadura de los Al Asad.

Seis años después de que la comunidad internacional exigiera su renuncia, esas sevicias están documentadas pero Bachar sigue amarrado al poder en Damasco

En 2012, gran parte de la comunidad internacional -con Estados Unidos a la cabeza y España en el furgón de los meritorios- exigía la renuncia del oftalmólogo reconvertido en presidente, al que adjudicaba crímenes de lesa humanidad. Seis años después, esas sevicias están documentadas pero Bachar sigue amarrado al poder en Damasco, devenido en uno de los trebejos más valiosos de una partida ajedrez con demasiados jugadores e intereses.

El truco utilizado es un viejo ardid de la política conocido como «gobernar a través de la crisis» ya empleado en el pasado por otros autócratas: generar un problema y erigirse, al mismo tiempo, en la mejor solución al mismo. En el estertor del primer año de conflicto, arrinconado en la capital y con apenas un tercio del territorio nacional bajo su control, el régimen sirio decidió abrir las cárceles, dejar volar a los elementos más radicales y, sobretodo, relajar la vigilancia en su frontera este, en la que crecía como una inquietante tarasca la organización Estado Islámico.

La estratagema ambicionaba dos objetivos: el primero, que los yihadistas penetraran, colisionaran con las fuerzas rebeldes, abrieran otros frentes y complicaran de este modo su capacidad de maniobra, como así ocurrió tanto en la región de Raqqa como en las de Idlib, Alepo, Hama y el Kurdistán sirio, enfangando, además, en el conflicto a Turquía. El segundo, generar el pánico a que un vacío de poder en Damasco pudiera ser aprovechado por los fanáticos para hacerse con el control del país, posibilidad que no solo espantaba a Israel y a Estados Unidos, si no también a Arabia Saudí, el gran derrotado de esta batalla.

Avanzado 2018, la salida del ahora consagrado sátrapa ya no se contempla. Tampoco la caída del régimen de terror de la familia Al Asad establecido hace 47 años por su padre

Avanzado 2018, la salida del ahora consagrado sátrapa ya no se contempla. Tampoco la caída del régimen de terror de la familia Al Asad establecido hace 47 años por su padre, prototipo de los tiranos que dominaron Oriente Medio en el último cuarto del siglo pasado, que se entiende desde la política como la solución menos mala frente a la supuesta amenaza yihadista. Al menos, a corto y medio plazo.

Irán, que ha recuperado su influencia geoestratégica en Oriente Medio, el partido chiita Hizbulá, que ha asentado su poder político en el Líbano y multiplicado su potencia bélica y, sobre todo Rusia, integran igualmente la lista de momentáneos vencedores de un conflicto multinacional que ha trastocado el equilibrio impuesto tras la caída en 1989 del Telón de Acero.

En apenas cinco años, Moscú ha recuperado su influencia en una región y en un país que es crucial en su política internacional. Putin se ha convertido en el principal soporte de la familia Al Asad

En apenas cinco años, Moscú ha recuperado su influencia en una región y en un país que es crucial en su política internacional: en 1971, la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) estableció en el puerto de Tartus su ahora única base naval en el Mediterráneo en respuesta a la presencia en Gaeta de la VI Flota norteamericana. Varias décadas después, el presidente ruso Vladimir Putin, un hombre salido de las cloacas de la KGB, se ha convertido en el principal soporte de la familia Al Asad, tejido estrechas e interesadas relaciones con otras potencias de la zona, en particular con Irán y Turquía, y recuperado añejos y viciados hábitos de aquella obtusa Guerra Fría en la que se formó.

La actual batalla de Afrin es la última prueba de ello. En esa localidad septentrional siria, rusos y estadounidenses libran un pulso estratégico a través de sus respectivos aliados locales con Turquía como tercer convidado. Ankara, con el apoyo de Moscú, ha enviado a sus tropas para acabar con la autonomía de la región kurdo siria de Rojava, una suerte de estado tácitamente reconocido por el resto de la comunidad internacional en el que se estaba llevando a cabo un exitoso experimento de estado social.

Occidente aplaudió un año atrás la resistencia de las milicias kurdas -formadas, armadas y tuteladas por Estados Unidos- frente al avance del Estado Islámico en la vecina Kobani, parte también de Rojava. En la actualidad ha dado Turquía carta blanca para derrotar a las mismas milicias que frenaron el progreso de los fanáticos. La excusa de Ankara, que teme el efecto contagio en su población kurda, ha sido la habitual: la amenaza del yihadismo. Rusia, por su parte, ha visto una oportunidad de quebrar la estrecha alianza de los kurdos con Estados Unidos y de minar las tensas relaciones entre Washington y el régimen turco, dos aliados OTAN.

Una de las consecuencias de este conflicto ha sido la rápida y ciclópea militarización de Oriente Medio, que ha situado el comercio de armas en las cifras de la Guerra Fría. El principal beneficiado ha sido Estados Unidos

Existen, sin embargo, dos consecuencias más que ocupan menos espacio en los medios de comunicación y en los análisis internacionales, pero que explican porqué el conflicto y la inestabilidad regional son ya crónicos y se prolongarán al menos durante la próxima década. La primera es la rápida y ciclópea militarización de Oriente Medio, que ha situado el comercio de armas en las cifras de la Guerra Fría. Según el informe presentado en a principios de marzo por el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), la venta de armamento creció entre 2013 y 2017 un 10 por ciento en Oriente Medio y se situó en el nivel más alto desde el desplome del Telón de Acero. Un incremento que se multiplica hasta el 103 por ciento si se incluyen los datos -solo oficiales- desde 2008 y que ha llevado a la región a acaparar el 32 por ciento de las transacciones de armas en el mundo durante los últimos cinco años.

El principal beneficiado ha sido Estados Unidos, que desde 2008 ha acrecentado en un 25 por ciento la exportación de armamento a Oriente Medio. Un legado del presidente Barack Obama, laureado con el premio Nobel de la Paz, ya que el estudio no incluye los nuevos y multimillonarios contratos firmados por su sucesor. El envío de armamento de Washington a la regiónalcanzó durante este último lustro el nivel de la década de los pasados noventa y supuso el 49 por ciento de las exportaciones armanetísticas de Estados Unidos en el mismo periodo. A la zaga quedaron otros dos proveedores de armas tradicionales en la zona, como son el Reino UnidoFrancia y Rusiamientras que otros entraron con fuerza como China, España y Alemania, que elevó su negocio en la región en un 109 por ciento.

En el otro lado de la balanza se sitúa Arabia Saudí, que en cinco años ha dilatado en un 225 por ciento su gasto militar y se ha colocado como segundo país del mundo en importación de armas

En el otro lado de la balanza se sitúa Arabia Saudí, que en apenas cinco años ha dilatado en un 225 por ciento su gasto militar, y que, con apenas 28 millones de habitantes, se ha colocado como segundo país del mundo en importación de armas, solo por detrás de La India y por delante de otra potencia superpoblada como China. En la misma dirección se han movido Egipto que, en el mismo periodo, ha arrebatado el tercer puesto a Pekin, y Emiratos Árabes Unidos, estado satélite de Riad, que se mantiene como cuarto comprador mundial, pese a contar con apenas dos millones de habitantes. Irak, en guerra desde la invasión ilegal anglo-estadounidense en 2003, aparece en octavo lugar, con un 3,4 por ciento de la inversión mundial en compra de armas.

 

A ello se une el enorme impulso que ha desencadenado en la industria nacional iraní, que se ha beneficiado del aluvión de armas y de los botines de guerra para copiar prototipos y modernizar su amplio arsenal. Y la riqueza que ha supuesto la guerra en la región para grupos como Hizbulá, que desde el estallido del conflicto en Siria ha multiplicado por diez su deposito de misiles. Muchas de las armas compradas por las satrapías del Pérsico, en especial por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, terminan en manos de grupos rebeldes salafistas a través del mercado terciario y el contrabando de armamento, uno e los mayores negocios mundiales.

Otra consecuencia es la «talibanización» del conflicto en Oriente Medio: los movimientos fanáticos se han replegado y hallado refugiado en las zonas rurales

Fusiles y municiones procedentes de Europa y Estados Unidos llenan los arcones de grupos yihadistas aliados de Arabia Saudí en ciudades como Ghouta, o en conflictos como Yemen, o la ya más distante Libia. También las arcas y las santabárbaras de organizaciones como el Estado Islámico, que se apropian de ellas tras arrebatárselas a Ejércitos diletantes como el iraquí. Un enorme supermercado que mueve al año miles de millones de euros sin apenas remover conciencias oficiales.

El segundo es la «talibanización» del conflicto en Oriente Medio. La caída de Mosul, Raqqa y otras grandes ciudades a golpe de bombardeo aéreo han proyectado la impresión de una derrota del yihadismo, en particular de la organización Estado Islámico, que es falaz, ya que deja vivas sus raíces. Al igual que ocurriera a principios de siglo en Afganistán -y que ocurre en la actualidad en el área del Sahel, en particular en naciones como Mali, Níger, Nigeria, Chad o Burkina Faso-, los movimientos fanáticos se han replegado y hallado refugiado en las zonas rurales, donde han instalado sistemas de clientelismo, mezquitas y otras redes de adoctrinamiento y leva a la espera de una nueva coyuntura favorable.

 

En el norte de África y en el oeste de Irak han forjado, además, alianzas con clanes mafiosos dedicados al contrabando de armas, personas y combustible que le garantizan la supervivencia económica y le facilitan el movimiento de combatientes. Las regiones sirias de Idlib y Alepo son el mejor ejemplo. Como en las zonas rurales bajo control Taliban, allí no ha llegado ni el gobierno, ni los aliados ni por supuesto una reconstrucción que ofrezca una esperanza a los jóvenes, y una alternativa a la seductora y efectiva propaganda de los fanáticos.

Tampoco en las provincias del oeste de Irak, donde tras la caída de Sadam Husein se asentó la red terrorista internacional Al Qaida y emergió diez años después el Estado Islámico. Allí, como en el norte de Siria, el Sahel, las regiones remotas de Afganistán, las áreas rurales de Egipto o el desierto de Libia dominan con otro nombre y otras estructuras más simples hombres de barbas hirsutas y luengas. Todos ellos tienen en la despensa un solo libro y al menos un arma: probablemente europea o norteamericana. Cerca del 70 por ciento de las armas que se venden en esas regiones proceden de estos países que se jactan de respetar los derechos humanos, y que defienden «a muerte» el librecomercio. Aunque la mercancía siegue vidas y socave horizontes, libertades y derechos.

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Hora Bruja/El varón domesticado

“Estoy que no paro con el pensamiento de Descartes que me lleva de cráneo, y que tan estupendamente queda reflejado en su “Discurso del método”, en cuyo origen se describe: “Mi pensamiento, y por lo tanto mi existencia, es indudable a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas”. 

No, si ya está muy claro eso de “Pienso, luego existo”. Tan convencido estoy que lo he dicho en voz altita y mirándome al espejo en mi tiempo de dedicación al aseo, mientras mi medio limón se despereza y empieza a abrir los ojos en desde la cama. “Gabino, estás como una cabra. Desde que te dedicas a leer libros de filosofía, no hay quien te aguante. Anda, que más te valdría aprender de Forges, que éste sí era un hombre sabio, divertido e inteligente, o de Quino, que tanto hizo por las mujeres feministas dándole voz a Mafalda.¿A que no te has enterado que las mujeres tenemos nuestro Día Internacional auspiciado por la ONU desde 1975? Tú siempre tan ocurrente”.

Y dale que dale, que se pone a dispararme con su arma verbal como si fuese una ametralladora. Consciente de que hay que cortar con tantos disparos seguidos, preparo mi contraataque. Me hago cargo de las dos esponjas que tengo a mano, las empapo bien de agua y digo eso de “Voooyyyyyy”.

Así que entro de inmediato en el dormitorio y me la encuentro con las sábanas fuera; vamos, igual que yo. No pierdo ni un segundo de tiempo, y cuando le voy a dar el besito de “buenos días”, quien queda empapada de agua fría es ella, que me saca a patadas de la incursión en el lecho compartido. Se levanta, se tapa y no se le ocurre otra cosa que decir a pleno pulmón eso que tan bien me conozco de memoria: “Capullo, que eres un capullo. ¿A que no me has preparado el desayuno?”.

“¡Feliz día internacional de la mujer mi amor! –comento- De quien tengo que aprender es de ti, mi musa, mi eterna pasión, siempre mi inspiración”. Y Jimena me contesta que “no sé cómo te las arreglas que siempre me acabas derritiendo, aunque ahora no del todo, que nuestra fecha de reivindicación feminista ya tuvo lugar hace unos días, y parece, cariño, que no te has enterado”.  Mi carencia de reflejos se ha hecho más patente y no me queda más remedio que poner cara de hombre compungido, mientras mi Jimena asoma rostro y mirada propios  de una triunfadora. Pero no, de repente me acuerdo que hacía poco había comprado dos libros ya empaquetados para regalo. Uno de ellos “Las mujeres sabias”, de Moliere  y el otro “Lisístrata”, de Aristófanes (s. IV antes de Cristo). “Nada de eso” manifiesto autoritariamente a la vez que con un bienhumorado machismo. “Espero que te guste mi regalo. Lo tengo preparado en el despacho. Voy”.

Ella se pone como quien no entiende nada, y no sé por qué, me dice que me tape, que voy desnudo. Esta vez tiene razón. Vuelvo con mi chica, me la encuentro arropada por una toalla de baño, y pienso que no es de recibo. Pero la situación me arranca una sonrisa, y mientras mi medio limón me tiende una mano para alcanzar mi regalo, éste me lo pongo en la espalda y se le cae la toalla. Estoy que me parto de risa mientras me tengo que oír eso de “cabrito” y no “cabritillo”. “No sabes cuanto te quiero yo también”, y las palabras dulces vuelven a resurgir. “Que si eres un zalamero”, que “tu un bombón de chocolate y te voy a comer”, que “devórame otra vez”, además de otros dimes y diretes.

Abre por fin el regalo primorosamente empaquetado, noto que sus ojos brillan de alegría cuando lee “Las mujeres sabias”, nos besamos y después ella me sugiere como bien sabe, que vaya a cocina y prepare el desayuno: Unas rodajas de piña natural, tostadas de jamón con tomate… Y  tan contenta de comenzar así nuestro particular “Día internacional de la Mujer al estilo de Jimena y Gabino”. La buena de Jimena me comenta toda risueña que tiene un par de sorpresas y más para mi, y que a ella le hacen mucha ilusión. Una de ellas: “aquí tienes tu regalo, unos guantes para que friegues la vajilla del desayuno y esta tarde la de la comida. Ah, por cierto, que la tía Cuqui viene hoy de Biescas a estar con nosotros tres o cuatro días; así que esmérate en la comida, que te toca hacerla, y ya sabes que ella guisa muy bien. Para que trabajes con gusto, no te preocupes que nos iremos de compras, y por la tarde–noche nuestra amiga Lucrecia nos acompañará al teatro. Y si puedes, aprovecha el tiempo de estar solo en casa para arreglar la súper exprés».

Me siento como noqueado tras un combate de boxeo, aunque en esta ocasión los golpes no duelen físicamente, si bien y tratando de tomar mínimamente la iniciativa, le digo a Jimena que “afortunadamente yo también me acuerdo de la tía Cuqui y para ella le tengo preparado un libro con aires feministas, como es la obra de teatro “Lisístrata”.

Aun con todo me siento así un poco gilipollas y lo manifiesto con todo el candor posible: “Oye, que lo de machista, tontuelo, no ha sido mas que una broma. Que yo a mi Gabino del alma lo llevo siempre en el corazón. Te quiero, tonto, si bien reconozco que también te podría decir que eres “el varón domesticado, más grande del mundo”.

El caso es que para apaciguar los ánimos he decidido poner música; el título, “Devórame otra vez”.

Texto: Blog de Manuel Español
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Comienza una huelga de paros parciales en el Tranvía de Zaragoza

Hasta el próximo 7 de abril, los conductores del tranvía han comenzado en Zaragoza una huelga de paros parciales en horas punta que conllevará la salida únicamente del 50% de los convoyes. Dichos paros tienen lugar tras la ruptura de las negociaciones, este pasado lunes, entre la empresa y los y las trabajadoras del tranvía durante una reunión mantenida en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA).

La plantilla, además de reclamar una mejora en los sistemas de control de los convoyes, exige un mayor tiempo de descanso y un mayor control del tiempo de conducción a través de un programa informático. De esta forma, los y las trabajadoras acusan a la empresa de no haber cumplido los acuerdos que se firmaron el pasado mes de octubre. Mientras que desde la empresa Tranvías Urbanos de Zaragoza insisten en que los sindicatos han realizado nuevas reclamaciones que no se encontraban en el acuerdo alcanzado el pasado año.

El Ayuntamiento decreta unos servicios mínimos del 50%

El Consistorio de la capital aragonesa ha emitido un decreto de servicios mínimos que ronda el 50% del funcionamiento total del servicio del tranvía ante la posibilidad de que las y los conductores secunden paros parciales desde este martes 13 de marzo hasta el 7 de abril.

 

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Las pelotas más grandes del independentismo

Lluís Salvadó pasará a la historia por vivir del cuento de la política durante tres legislaturas por menospreciar a las mujeres con su salida de pata de banco, demostrando que es el dueño de las pelotas más gordas del Independentismo.

Milita en ERC, y lo han pillado en una bromita tonta con su “colegui” el alcalde de Sant Carles de la Ràpita , Josep Caparrós. Ambos se  lamentan de que no se puedan encontrar en Cataluña mujeres para ocupar puestos relevantes. Burrada tremenda porque eso, más que una broma, parece una patada directa a la boca de Marta Rovira y al resto de mujeres de su formación. También de hombres que pelean por la igualdad y no valoran las capacidades de una mujer por el tamaño de las tetas.

El “jambo” sea en broma, en privado, o en mediopensionista tiene interiorizado que no hay mujer buena para un puesto de renombre en Cataluña y que, ante eso, es mejor coger a una extranjera que le pellizque la testosterona, sea rumana o brasileña.

Pero no, acudió al imaginario del machirulismo, de dejar que corra la saliva hasta el suelo,y darse codazos entre machotes para soltar la perla de la corona:  “elige a la que tenga las tetas más gordas”. Y cuestión resuelta. Total, ¿nos vamos a matar la cabeza por una consejera de Enseñanza? Si aún fuera de Urbanismo, diría otro político que conozco.

 

 

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