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Calatorao lleva al cementerio un vestigio de la guerra civil

Un monolito construido en 1981 recuerda a todos los fallecidos en la contienda

El Ayuntamiento de Calatorao ha trasladado al cementerio municipal, la placa ubicada en la fachada del templo de San Bartolomé que rendía homenaje únicamente a los muertos en la Guerra Civil por el bando nacional. La placa construida en piedra de Calatorao a modo de lápida mortuoria, se ha colocado en una zona donde están enterrados algunos fallecidos cuyos nombres figuran en la misma. El traslado se produce por un acuerdo alcanzado entre la Parroquia, el Ayuntamiento y el Arzobispado de Zaragoza.

Una larga historia

Hace más de treinta y seis años que Calatorao inauguró un monolito dedicado “A LA MEMORIA DE TODOS SUS HIJOS QUE PERDIERON LA VIDA EN LA GUERRA CIVIL DE 1936-1939”. El acto de inauguración se produjo el día 11 de septiembre de 1981 y al mismo asistieron las autoridades civiles de la localidad, encabezadas por Eduardo Aguirre alcalde de Calatorao, el Presidente de la DPZ Carlos Alegre Sero, autoridades de la Guardia Civil y el Gobernador Civil de Zaragoza Angel Luis Serrano (en esa época la figura de Delegado del Gobierno no existía).

El monolito fue la expresión de un acuerdo del pleno del Ayuntamiento de Calatorao celebrado el seis de septiembre de 1979 por el que se aprobaba por unanimidad la moción presentada por el Alcalde tendente a reconocer a todos los hijos de Calatorao fallecidos en la contienda civil sin distinción de bandos.

En esa misma moción se aprobaba iniciar las gestiones necesarias para retirar la placa que presidia la fachada principal del templo de San Bartolomé y que rendía homenaje únicamente a los que fallecieron en el bando nacional.

Diferentes circunstancias impidieron que la segunda parte del acuerdo se pudiera llevar a cabo y durante todos estos años, han convivido el monolito en la plaza de la Diputación y la placa en la fachada del templo.

A partir de ahora, el monolito que homenajea a todos los hijos de Calatorao fallecidos en la Guerra Civil será el único monumento público en su recuerdo y se cierra así un capítulo de la historia de Calatorao que nunca se debía haber producido.