OPINION

Ramón Sáinz de Varanda, un hombre bueno

Foto: Juan G. González Misis / Archivo Heraldo de Aragón
 
Hoy 10 de enero, hace 31 años que falleció mi padre, Ramón Sainz de Varanda. Un hombre bueno. Un padre cariñoso. Un POLÍTICO con mayúsculas.
 
No soy muy dado a comentar según qué cosas en mi perfil de Facebook. Sin embargo, hoy quiero recordar la figura de mi padre que últimamente, ha sido denostada por los “nuevos demócratas”, por esos que han descubierto la democracia, y que según parece, no existía antes de su llegada.
 
Mi padre, vivió toda su vida luchando. Primero por sobrevivir, luego en pos de nuestra democracia, y finalmente, por los ciudadanos de Zaragoza.
 
Al inicio de la guerra civil, perdió a su padre y a dos hermanos, lo que le llevó directamente a pasar hambre. Hambre de la de verdad. Vivió de la caridad de terceras personas que ayudaron a los que quedaban de la familia. No obstante, no dejó pasar su oportunidad y gracias a las becas de estudios, se sacó el bachiller y la carrera con matrículas de honor. Nada más licenciarse, además de continuar en la docencia universitaria, se sacó la oposición de Jurídico Militar, y por si acaso, se metió de pasante en un despacho de Abogados.
 
Durante la dictadura de Franco, fue uno de los Abogados que prestaban sus servicios en el TOP, defendiendo a los “enemigos del régimen”. Ello le valió, junto a la defensa de algunos estudiantes, a ser expedientado de la universidad, y expulsado. Por demócrata.
 
En las Cortes Constituyentes, fue Senador por Zaragoza, y participó de forma muy activa en la redacción de nuestra actual constitución.
 
Y finalmente, en 1979, fue elegido Alcalde de nuestra Inmortal Ciudad. Como dijo él, el mayor honor que le podían hacer. Vivió por y para los ciudadanos de esta ciudad. Supo gobernar con una minoría de concejales, a base de negociar con el resto de las fuerzas políticas. Cambió la forma de actuar en la Institución Municipal, haciendo de ella una organización que se dedicaba por y para los ciudadanos. Para todos los ciudadanos. Con independencia de su clase social, de su etnia, de su ideología, de su barrio.... Pero si por alguien se desvivió, fue por los más necesitados, por aquellos que la sociedad había marginado y que vivían en chabolas o en infraviviendas.
Ello le valió no pocos problemas.
Pese a ello, obtuvo el mayor respaldo en unas elecciones democráticas que se ha visto en nuestra ciudad.
 
Sin embargo, hoy día, su persona es vista por los “nuevos demócratas” como parte de la oligarquía dominante en la ciudad. Hace poco, en una caseta financiada con fondos de nuestro Ayuntamiento, se califica su gestión de arbitraria y autoritaria (curiosamente pese a que gobernaba a base de pactos), se le achaca que entregó áreas de responsabilidad a determinados concejales de la oposición, como si fuese algo negativo (son incapaces de entender que toda la corporación municipal está para servir a la ciudad, y que si hay gente en la oposición que puede gestionar distintas áreas, dentro de los pactos a los que se llegue, la que gana es la ciudad, además de ser parte de la esencia de la democracia).
 
Pero lo que más me duele, es que se le achaque que derribase las chabolas de los gitanos, para poder traer al Papa. Si hay un colectivo por el que mi padre luchó denodadamente, fue el colectivo gitano. Luchó por él, mucho más que ningún otro político en esta ciudad. De hecho, me permito recordar que a su funeral asistieron múltiples representantes de los distintos colectivos romaníes, y tras su fallecimiento se le otorgaron reconocimientos por dicho colectivo. De hecho, el conflicto de las chabolas en el ACTUR, vino precisamente por tratar de alojar a los chabolistas en viviendas dignas, a lo que se opusieron los colectivos vecinales, que no querían tener a los gitanos cerca de sus casas.
 
Por eso, aunque sea en este medio, quiero tener un recuerdo para alguien que siempre me enseñó a ser honesto, a hacer las cosas que hay que hacer, aunque sean impopulares, a tener claros los principios y actuar teniendo a la vista el largo plazo, a dar más importancia al fondo que a la forma (aunque las formas también sean importantes), y que pasó su vida trabajando para los demás. Es cierto que no fue perfecto, pero si puedo asegurar que los actuales regidores de la Cuidad no le llegan ni a la suela de los zapatos.

Fernando Sáinz de Varanda

Abogado en ejercicio desde 1995. Especialidades: Derecho Mercantil, Derecho Concursal, Derecho Bancario, Derecho Administrativo y Derecho Penal de Empresa. Conocimientos especiales en Arrendamientos.
Además, soy un convencido de la Sociedad Civil, y por ello participo en diversas entidades de forma altruista.
Últimamente, tratando de hacer milagros con algunas empresas y sacarlas adelante.