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Aragón muere por el sur, un grito turolense contra el olvido

Texto original

 

Zaragoza es el centro político de Aragón y como tal responsable de lo que sucede más allá de Paniza en un territorio, el turolense, que trata de sobrevivir pese a un auténtico despropósito en falta de inversiones.

La crisis económica de 2008 generó una vacío total de inversiones en los territorios del sur de Aragón y los datos desde entonces no pueden ser menos optimistas. Desde el 2008 Teruel ha perdido más de 10.000 habitantes. A razón de 3 habitantes por día en los últimos dos últimos años. Un desierto demográfico con una extensión equivalente a la suma de la Comunidad de Madrid y el territorio de Barcelona, pero con una cifra de habitantes que apenas alcanza las 135.000 personas empadronadas.

Aunque es innegable el envejecimiento de sus habitantes, Teruel no ha sido capaz de anclar familias y jóvenes al territorio, y ve como muchos de ellos lo abandonan en dirección a Valencia, Zaragoza o poblaciones más lejanas. Desde 1977 la edad media de la población turolense ha pasado de los 39 años a los 46.

Casi veinte años sin inversión en carreteras  

Pero claro, la falta de inversiones en infraestructuras no ayuda a la permanencia. La última gran inversión en el territorio fue la finalización de la Autovía Mudéjar, sin duda un eje vertebrador de territorio. Pero son otras muchas las vías prometidas que no han sido llevadas a cabo. Entre otras continúan en procesos burocráticos varios, pero sin inicio de obras la A-40, la autovía que uniría Cuenca con Teruel o la A-68 que ayudaría a vertebrar el Baixo Aragón.

Otras muchas obras de menor calado, entre ellas diversas variantes que desplazarían el tráfico del centro de los núcleos urbanos, han quedado en el olvido. De hecho, en lo que va de siglo, al margen de la Autovía Mudéjar, tan solo se han ejecutado 22 kilómetros de carreteras en tierras turolenses. Algo más de 8 kilómetros de la variante de Alcañiz, tras 20 años para su ejecución, y casi 14 kilómetros en la N-232 de Ráfales hasta el límite con Castellón, todavía sin finalizar pese a que las obras se licitaron en 1994.

 Un tren que nunca llega

Cuando uno toma el tren en cualquier punto de Aragón dirección Sagunto, sabe a la hora en que se monta pero no cuando llega. Es cierto que ha habido algunas mejoras con respecto al inicio de siglo, cuando la línea estuvo a punto de desaparecer por la falta de mantenimiento y los continuos descarrilamientos que provocaba. Este fue uno de los principales motivos de la aparición de la plataforma Teruel Existe.

Tras las protestas llegaron las desorbitadas promesas de campaña electoral. José Luis Rodríguez Zapatero aseguró que el AVE Madrid-Valencia pasaría por Teruel, corría el año 2008 y el PSOE andaba desbocado. Tres años antes, había aprobado el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte 2005-2020 (PEIT), que incluía reformas en el Corredor Cantábrico-Mediterráneo “con el objetivo de una mejor vertebración del territorio”. Años más tarde, Mariano Rajoy se comprometió a seguir adelante con el PEIT, pero sin mucho énfasis vistos los resultados.

A día de hoy desde todo Teruel se sigue reclamando, no un AVE que es un tren que no vertebra territorio, sino un tren eficaz, de doble vía electrificada que sea una apuesta tanto para el tráfico de personas como de mercancías, uniendo dos puertos principales como son Bilbo y Valencia.

Un campo agónico y una industria escasa

Entre las muchas quejas que tiene la plataforma Teruel Existe el trato desigual para la agricultura turolense se antoja esencial. Sin duda el sector primario sería de vital importancia para luchar contra la despoblación en los pequeños municipios turolenses.

La reforma de la PAC de 2013 dejó a Teruel en el estrato 3, lo que supone cobrar 103 euros por hectárea en secano, cuando el resto de Aragón está incluido en el estrato 6 y percibe 182 euros por hectárea. Lo mismo sucede con el regadío que en Teruel se paga a razón de 274,5 euros por hectárea, cuando la zona de Zaragoza recibe 467 euros.

La industria no va mejor. La mayoría de los polígonos turolenses han quedado vacíos. Algunos nunca estuvieron llenos, ni siquiera medio llenos. Algunas industrias potentes sobreviven sustentando poblaciones que conviven entre el trabajo asalariado y el cultivo de la tierra: Cella, Monreal del Campo, La Puebla de Híjar o la ciudad de Teruel son algunos de los núcleos en los que una, o más grandes empresas tiran de la economía local.

En el Baixo Aragón la amenaza es más grande. El cierre de la térmica de Andorra, supondría la pérdida de 200 empleos directos y más de 400 indirectos, en cumplimiento del proceso de transición energética. Ante el ya anunciado cierre desde las comarcas mineras se reclama al Gobierno de Aragón que la central siga consumiendo carbón aragonés, mientras se realizan las inversiones necesarias para crear empleos, al menos para el mismo número de personas que verán perdido su modo de sustento.

Servicios públicos deficientes

Otra de las lacras que afectan esencialmente al territorio turolense es la falta de calidad de los servicios públicos y la especial lentitud con la que se abordan nuevas infraestructuras.

Los hospitales de Alcanyiz y Teruel son sin duda dos de esas obras retrasadas por encima de los límites de la paciencia. La primera piedra del hospital alcañizano se colocó en 2017, pero hasta febrero de 2018 no se valló el terreno, y en este mes de abril se movieron las primeras tierras. Las obras para el nuevo hospital de Teruel, inmerso en diversos problemas, tienen el compromiso del Gobierno de Aragón de que serán iniciadas en 2019. Mientras, miles de turolenses tienen que trasladarse hasta Zaragoza a recibir tratamientos que en su territorio son inexistentes.

Una protesta hacia la visibilización

Traer hasta Zaragoza sus reivindicaciones tiene sin duda dos objetivos: señalar a las instituciones aragonesas, excesivamente centralizadas en la capital, y movilizar a todo Aragón hacia un impulso que vertebre el territorio y que no deje a Teruel como su patio trasero.

Para ello las instituciones aragonesas deben trabajar, y a su vez presionar al Gobierno central, para inclinar la balanza hacia la repoblación, la construcción y mejora de infraestructuras necesarias, la dotación de unos servicios públicos de calidad y la generación de empleo, si no quieren ver, como dice Teruel Existe en su convocatoria, como Aragón muere por el sur.

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La adicción del globo ocular

FUENTE: BLOG LA CARRETERA

Análisis y reflexiones de un caminante

Plácido Díez

Primero se propicia la epidemia y después se busca la salida a la adicción. Pasó en Estados Unidos con la masiva distribución de opiáceos, que están en el origen de la brutal epidemia de heroína, y está pasando ahora con los planificadores del control de la mente, las plataformas tecnológicas que desde Silicon Valley están expandiendo la epidemia de las pantallas.

La diferencia es que socialmente está mal visto estar enganchado a la heroína pero no a la tecnología que está mucho más extendida y avanza más silenciosa (basta con que recordemos las veces que contestamos ansiosamente mensajes desde el ascensor, o mientras comemos o cenamos en familia o con amigos, e incluso cuando conducimos).

El psicólogo Adam Alter, profesor de márquetin en la escuela de negocios de la Universidad de Nueva York y autor del libro “Irresistible”, ha calificado de epidemia completa el estado actual de obsesión tecnológica en el que a las grandes compañías lo que les importa es innovar para tratar de evitar que el usario se vaya y diseñar para ello cada detalle, cada anzuelo en los contenidos, como el botón “me gusta”.

Propone que debería haber cursos sobre cómo interactuar con la tecnología y recuerda, aviso para navegantes, que hay colegios en Silicon Valley libres de tecnología donde estudian precisamente muchos hijos de los ejecutivos de las tecnológicas.

La motivación de las compañías siempre es la misma: primar los intereses económicos, los beneficios son por partida doble, y el control de los ciudadanos bajo los falsos ideales de autonomía y poder de decisión individual.

Convertir al ciudadano en un cliente, en un producto, cuyo tiempo y privacidad se vende a los anunciantes y a los grupos de presión electorales, al que la dopamina anticipa en las redes sociales las emociones y el placer del protagonista activo e influyente en la creación de la opinión pública cuando la realidad es que, en la mayoría de las ocasiones, se está moviendo en un entorno tribal y en una caja de resonancia/autoafirmación de su visión del mundo.

El principal valor es el eyetime, el tiempo diario que fijamos nuestros globos oculares en las pantallas de esta o aquella red social, de esta o aquella aplicación o interface o dispositivo, que deliberadamente potencian ciertos conocimientos humanos –el principal seguir desplazándonos, seguir enganchados sin parar- mientras relegan otros como la reflexión, el transmitir pensativo y las ideas matizadas. Nos seleccionan los videos que tenemos que ver, las mejores historias y amigos que aparecen en la parte superior de nuestro Face para fidelizarnos desde las emociones.

Su modelo de negocio consiste en vender nuestra atención y acceder a datos personales para anunciantes y, por ejemplo, como sucedió con Cambridge Analytica , para directores de campañas electorales. Es decir, que no somos consumidores de Facebook o Google, somos el producto que está siendo vendido.

Al final, pasamos horas con ellos, tiene las mejores bases de datos sociales, pero no sabemos qué hacen con ellos, cómo cambia el cerebro de los niños o cómo surgen las depresiones, porque los analizan a nuestras espaldas, sin transparencia alguna, como apunta en Time el psicólogo de la Universidad de Oxford Adam Przybylski.

En uno de los últimos números de la revista “Time”, Haley Swettland Edwards descubre a un grupo de ingenieros neurocientíficos que desde un garaje en unos bloques de California´s Venice Beach dirigen una empresa, Boundless mind (Mente sin límites), cuya finalidad es desbaratar la adicción a la tecnología facilitando herramientas para salir de los opioides que nos controlan la mente. Su punto de partida es que antes eran los patógenos y los coches los que nos mataban, y ahora son las hamburgueserías y las redes sociales.

En Estados Unidos, según los datos que se facilitan en el reportaje, los ciudadanos dedican a las pantallas 5 horas diarias de media. Cada día consultan sus teléfonos inteligentes una media de 47 veces, cada 19 minutos del tiempo que están despiertos. La pregunta que surge es ¿qué consecuencias tiene para los cerebros de chicos y adolescentes, y para las instituciones democráticas, todo ese tiempo fijando el globo ocular en el resplandor plateado del smartphone?

Más datos. El 45 por ciento de los niños de 10 a 12 años tienen su propio teléfono inteligente lo que ha acarreado que un 58 por ciento de los padres están preocupados por la adicción de sus hijos a estos dispositivos. Un 89 por ciento consultan sus teléfonos inteligentes durante la primera hora después de despertarse (también hay que considerar los que lo hacen también a lo largo de la noche si se desvelan o tienen que ir al baño). Y, finalmente, solo la cuarta parte de los usuarios de smartphone desconectan periódicamente y el 91 por ciento aceptan las condiciones y términos legales on line sin leerlos.

Un estudio de la Universidad de Texas concluyó que la mera presencia de nuestros teléfonos inteligentes en nuestra mesa de trabajo rebaja nuestra habilidad para realizar tareas cognitivas básicas. El 65 por ciento de los consultados por la American Psychological Association creen que desconectar periódicamente mejoraría nuestra salud mental.

Escépticos ante las técnicas para frenar el uso del smartphone con teléfonos denominados tontos, de solo llamadas, o prohibiendo los correos electrónicos fuera de horas que no sean de emergencia, los de Boundless mind, solo 10 empleados, 14 clientes y una facturación de 1,5 millones de dólares durante 2015, quieren responder al fuego con fuego canalizando el poder de las tecnologías persuasivas para maximizar el tiempo del globo ocular utilizándolo para promover una saludable y democrática sociedad. En definitiva, una propuesta provocativa para comunicarnos mejor y estructurar nuestro cerebro para ser quienes queremos ser.

Los ingenieros de la “Mente sin límites” están en un programa de neurociencia de la University of Southern California para graduados neuroinformáticos y neuroeconomistas y recuerdan mucho a Bitbrainuna empresa aragonesa que nació hace ya varios años en la Universidad de Zaragoza, fundada por María López y Javier Mínguez, que mide las emociones con neurotecnología, que tenía 16 trabajadores y facturaba un millón de euros en 2015, y que fue la primera del mundo en controlar un robot con la mente.

Bitbrain deslumbró el pasado mes de enero en el último Consumer Electronic Show de Las Vegas con una tecnología única en el mundo para Nissan que permite leer el cerebro del conductor y predecir sus acciones ante un imprevisto por ejemplo lo que permite que los sistemas puedan tomar medidas como girar el volante o ralentizar el automóvil.

También, en la línea de lo que proponen los ingenieros californianos sobre el regalo de poder controlar nuestras mentes para mejorar la sociedad, tienen una línea de salud y bienestar, Brain Up, y la tecnología Elevvo que a base de interfaces cerebro-computador, y a modo de gimnasio mental, permite combatir el deterioro cognitivo, optimizar la memoria, la atención sostenida y la velocidad de procesamiento.

La adicción a las pantallas, a las tecnologías persuasivas, puede ser una amenaza para las sociedades abiertas porque puede llegar a secuestrar y programar los cerebros haciéndolos más intransigentes, dogmáticos y testarudos. Es lo que se denomina efecto caja de resonancia que, en vez de abrirnos, nos encierra en nuestra tribu.

Las señales que la detectan, según el psicólogo Adam Alter, son sociales, comprometen las relaciones, financieras, acaban costando más dinero del pensado, físicas, pueden ocasionar accidentes por la pérdida de atención o porque no se hace ejercicio y, finalmente, psicológicas, a la hora de afrontar el aburrimiento el teléfono está ocupando cada segundo que tienes libre.

Alter concluye que la saturación de tecnología, nuestras vidas están llenas de pantallas, nos hace menos felices como comunidad: “Si dedicamos menos tiempo a las cosas que nos hacen humanos, y nos pasamos las 4 o 5 horas que tenemos libres al teléfono haciendo lo mismo, nos volvemos homogéneos. Necesitamos dedicar ese tiempo libre a nuestras aficiones, a hacer deporte, a pasear por la naturaleza, a conversar cara a cara. Es vital para el desarrollo de las personas”.

 

 

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40 años buscando un Aragón libre y solidario

Texto:

Original aquí

El 23 de abril de 1978 alrededor de 150.000 personas se manifestaban en Zaragoza, un día después de que varias decenas de miles lo hicieran en Uesca, impulsando un cambio en Aragón que le llevara a una mayor autonomía de un Estado español que trataba de deshacerse de los lazos del franquismo.

Aquella fue una manifestación histórica que perdura en el recuerdo de muchos y muchas aragonesas, y que llegaba apenas dos semanas después de la constitución de la Diputación General de Aragón en Calatayud. En aquella sesión se alcazaban dos primeros acuerdos: “declarar que la bandera de Aragón es la constituida por las cuatro barras rojas horizontales sobre fondo amarillo, a la que se podrá incorporar el escudo de Aragón, y declarar Día de Aragón el 23 de abril, festividad de nuestro señor San Jorge, en atención al carácter tradicional e histórico de esta fecha”.

Aquellos dos acuerdos son dos de los pocos avances que perduran en la actualidad fruto de una época en la que la amenaza del trasvase, los proyectos nucleares o la despoblación espoleaban a la población aragonesa en la búsqueda de la Autonomía como sinónimo de mayor libertad y empoderamiento.

El nacimiento de la Diputación General de Aragón llegaba como consecuencia del acuerdo de preautonomía, que desde las elecciones de 1977 se venía reclamando en Aragón. El estatus de Autonomía pensado en principio para las denominadas “nacionalidades y regiones históricas”, que comprendían únicamente a Catalunya, Euskadi y Galiza, se comenzaba a fraguar también en Aragón. Pero, ¿hasta donde llegaría? El tiempo demostraría que muy poco más allá, a pesar de las enormes movilizaciones de la época.

En 1982 se firmaba el primer Estatuto de Autonomía de Aragón y a partir de ahí parecieron disolverse las reivindicaciones aragonesas de mayor libertad, anuladas quizá por una serie de gobiernos: PAR, PSOE y PP, que terminaron por anular la causa de un territorio que la Historia asegura es tan “nacionalidad” y tan “histórica” como otros. Desde entonces, tan solo las amenazas de trasvase han logrado unir a miles de aragoneses y aragonesas en las calles, obviando sus vinculaciones políticas.

Aquel estatuto sería reformado en 2007, y las aspiraciones de un construcción de un Aragón autónomo, libre y solidario se desvanecían en pos de la unidad de España y la Constitución del 78 como corsés inmutables. Unos corsés que quienes se han atrevido a cuestionar corren el peligro de ser tratados como locos, y quien sabe si como terroristas.

Hoy, en 2018, once años después de la reforma del Estatuto de Aragón, y cuarenta después de aquellas manifestaciones que emocionaron a cientos de miles de aragonesas y aragoneses, las cosas siguen estando cerca de como quedaron en 1982.

Competencias propias en agricultura, medioambiente, agua o transportes que siguen siendo de poca utilidad cuando vemos como la agricultura sigue supeditada a los precios que se dictan en los mercados; unas aguas amenazadas de forma constante por la activación del enésimo Plan Hidrológico Nacional; o unos transportes que siguen reivindicando la reapertura del Canfranc o la reversión de autopistas de las que hace días que concluyeron sus concesiones, y siguen influyendo en que decenas de aragonesas y aragoneses fallezcan en pequeñas carreteras que discurren paralelas a las grandes vías de beneficios privados.

Hoy como ayer, las reivindicaciones de 1978 están igual de presentes. La amenaza de trasvase es algo que se esgrime constantemente desde el Levante, y poquito a poco, también desde Madrid. La despoblación ha aumentado y no existe un apoyo económico real desde el Estado para tratar de revertirla. Las amenazas nucleares de los 70 ahora son otras, pero nuestro territorio despoblado ayuda a grandes empresas a emprender proyectos que afectan medioambientalmente más que social o económicamente.

Pero en lo político, hoy no es como ayer. Los regionalistas de antaño son ahora españolistas. Los otrora nacionalistas aragoneses ahora aragonesistas. Y aquellos defensores de la República Federal, dicen seguir siendo republicanos pero monárquicos. Así que este 23 de abril no esperen que los políticos salgan de las instituciones a reivindicar nada. Porque cuarenta años son muchos.

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Las crecidas del Ebro y el "trasvase"

Texto publicado por Angel Pascual Rodrigo en su muro de Facebook.

Original aquí.

El tema de las crecidas del Ebro y su aprovechamiento es mucho más complejo de lo que parece a primera vista. Permítanme insistir y plantear estas cuestiones.

1. Si se tomara el agua después de Aragón ¿qué tendría que ver con las inundaciones? ¿Se ha visto que haya inundaciones en Tarragona?

2. Como dice el admirable joven alcalde de Quinto de Ebro, entre 1960 y 2000 sólo hubo una inundación-catástrofe. Si se volvieran a permitir los controles y limpiezas de sedimentos de las riadas ya no volvería a haberlas.

3. Esas riadas, como las del Nilo o el Ródano son necesarias para reforzar la capa freática e impedir que la presión del agua del mar salinice las zonas de la costa.

4. Cuando llegan las crecidas ya están todos los embalses llenos. Si se construyeran más también se habrían llenado antes y no se podría acumular.

5. Para retener ese hipotético exceso haría falta un pantano que ocupara toda la provincia de Burgos, pero por allí nunca tiene gran caudal, además de que sería una barbaridad. Como supuso para Aragón anegar muchas de las mejores huertas de Caspe y otros lugares al construir los pantanos existentes.

6. Para llevar el agua hasta Valencia sería necesario subir el agua varios desniveles de más de 450 m de altura. ¿Se imagina las bombas que harían falta para subir esos desniveles en rampas sucesivas de uno 100 km cada una con lo que la fuerza necesaria aumentaría exponencialmente.

7. Haga usted este cálculo: El caudal normal del Ebro son 426 m3/s. El máximo puntual durante unas horas o todo lo más un par de días por Zaragoza es de 2.200 m3/s. cuando sale de Aragón ya ha dejado en el camino una parte importante. Aún así, si se pretendiera aprovechar al máximo “un sobrante" de unos 500 m3/s imagine la potencia necesaria de esas bombas para ese caudal, esos desniveles y esas largas rampas.

Piense por ejemplo, a groso modo, que una bomba de piscina familiar de unos 300 Kw/h para mover el agua unos 10 metros sin subirla de nivel necesita un día para mover unos 50 m3, por tanto mueve unos 0,0006 m3/s. Por tanto se necesitaría nada menos que LA POTENCIA DE DOS MILLONES DE BOMBAS COMO UNA NORMAL DE PISCINA; O SEA UNOS 600 MILLONES DE KW PARA MOVERLA SÓLO 36 KILÓMETROS EN PLANO HORIZONTAL. Imagine lo que haría falta para hacerle subir esas larguísimas rampas y desniveles.

La posibilidad de una tubería es también descomunal. Le dejo a usted hacer el cálculo de qué sección debería tener para que pudieran pasar esos 500 m3/s sin reventar. ¿Y los soterramientos en cientos de km por debajo de más de 300 km de profundidad a lo largo de 800 km hasta Murcia?

Para colmo, una vez allí tendrían que almacenarse en algún lugar ¿no? ¿Porque no querrán ustedes que para colmo los aragoneses tengan que aceptar convertir gran parte de la provincia de Teruel en un embalse? Y no olvide que esas obras descomunales serían para unos días cada bastantes años.

¿No sería lo más sensato, en el mejor de los casos, pensar en regar tierras desérticas de Aragón? Hay muchas y muy buenas.

Respecto al PNH, no llegó siquiera a nivel de anteproyecto técnico. Fue un brindis al Sol vacío de contenido.

Hace años me tomé la molestia de obtenerlo y leerlo. Estaba, insisto, vacío de contenido técnico, ni trazados ni el más mínimo estudio real de costos.

Era una mera declaración de intenciones utilizada de modo partidista y político por ambas partes; aunque, lógicamente, tuvieron la culpa generatriz de la difusión del error y del lamentable malestar en las relaciones entre levantinos y aragoneses desde entonces quienes propusieron insensatamente aquel descabellado PNH.

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Desastre en Monrepos

Asociaciones Firmantes:

ACOMSEJA : Asociación de Empresarios de Comercio y Servicios de la Jacetania

AEJ: Asociación de Empresarios de la Jacetania

AEPAG: Asociación de Empresarios Pirineos Alto Gállego

CCOO Sabiñánigo: Comisiones Obreras Sabiñánigo

UGT – Sabiñánigo

CIT: Centro de Iniciativa y Turismo

Asociación de Consumidores Dña. Sancha Jaca

Plataforma Ciudadana Pro-Hospital de Jaca

Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca

Sargantana

A efectos prácticos, el Pirineo aragonés occidental se encuentra hoy precariamente comunicado con el resto del país.

Ahora comprobamos la situación de indefensión de los 25.000 habitantes de las comarcas de la Jacetania y el Alto Gállego, sus empresas, sus transportes, urgencias médicas, accidentes … Además, en este momento los camiones con mercancías peligrosas están atravesando nuestras ciudades y pueblos.
También ha quedado entorpecida la comunicación de Aragón con Francia, teniendo en cuenta que Monrepós es la vía que canaliza el tráfico hacia Somport, que es, a su vez, el único paso a Francia por el Pirineo central con ciertas garantías, dado que los otros dos (Portalet y Bielsa) no son fiables en época invernal.

De producirse una situación excepcional, los tiempos de respuesta de los servicios sanitarios o de protección civil, por ejemplo, vulnerarían la lógica de una sociedad desarrollada. Dependemos de la profesionalidad y el buen hacer de las personas implicadas, obligadas a compensar con su esfuerzo la falta de previsión y las decisiones erróneas de las respectivas administraciones.

Si nos retrotraemos en el tiempo, desde que en los años noventa el Gobierno Central pusiera en marcha el actual trazado de Monrepós, muchas fueron las voces que alertaron sobre la inconveniencia de una comunicación a cielo abierto a casi 1.300 m. Esos pocos kilómetros hasta coronar el puerto son los que han generado la mayoría de problemas (incluido el desastre actual) y soportan una climatología muy adversa que en invierno los hace difícilmente transitables. De ello pueden dar fe las personas que cada día tienen que trasladarse de una vertiente a otra: “¿Cómo está Monrepós?”, “¿Pasaremos Monrepós?”.

Si todo este tramo se hubiese evitado con túneles a una cota inferior la inversión habría sido mayor a corto plazo, pero a la vista está que mucho más barata a largo plazo. Las personas que hoy rondan los 50 años no recuerdan un Monrepós sin obras.

Corremos el riesgo, y no es una broma, de que se acabe la Sagrada Familia en Barcelona y aquí sigamos con pasos alternativos y parones injustificados.

Y la foto de hoy deja también desenfocado al Gobierno de Aragón, que hace años abandonó a su suerte a la A-132, que en el Pirineo conocemos como “Santa Bárbara” y que hoy es el único e ineficiente paso alternativo. El dicho de que nos acordamos de Santa Bárbara solo cuando truena viene pintiparado. Salvo la obra que se llevó a cabo hace treinta años y que reformó algunos de sus tramos, la carretera es la misma que existía en 1950, en especial en el tramo entre La Peña y Murillo. Solo pensar en un desprendimiento de grandes dimensiones que cortara ese eje varios días nos deja presos del pánico y más cerca de Pamplona y Pau que de nuestras capitales de referencia, donde pagamos nuestros impuestos.

Evidentemente, se están dando prisa en reabrir Monrepós. Pero no es suficiente, ya no. Hoy más que nunca, la reivindicación de superiores dotaciones en el Hospital de Jaca o la inversión en el servicio ferroviario entre Huesca y Canfranc cobran una vigencia palmaria. También la ejecución de variantes que saquen el tráfico pesado de la proximidad de lugares habitados. Imprescindible una actuación en la carretera de Santa Bárbara que no se limite a poner parches, sino que la convierta en una vía fluida y segura. E imprescindible también incrementar las inversiones en la carretera del puerto de Oroel (de Jaca al pantano de La Peña), 200 m. más bajo que Monrepós, puerta natural del Pirineo Central por el Gállego, que de estar en mejor estado hubiera podido dar un gran servicio en estos días y en el tramo Fiscal-Ainsa.

Esto esperamos los habitantes de esta periferia de nuestros políticos. Pónganse las pilas y no nos defrauden. Otra vez.

 

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