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Pensiones y Seguridad Social (II)

Llevamos muchos años contemplando como el sistema de pensiones del Estado español se está poniendo en entredicho por las dificultades que su mantenimiento origina hoy en día y no digamos en el futuro más próximo. Cientos de artículos de sesudos economistas, minutos sin cuento en las innumerables tertulias que pueblan nuestros medios de comunicación y debates parlamentarios en varias legislaturas, no aportan sino diagnósticos sobre una situación en la que todos parecen coincidir: su insostenibilidad. Después de tanto hablar sobre el tema, nadie ha puesto sobre la mesa una propuesta que sirva para resolver el problema a largo plazo.

Asistimos a una realidad que ha cambiado y que nos obliga a resolver de manera diferente. Ha cambiado la relación empresa-trabajador, la forma de acceder a determinados servicios, la forma de prestarlos, la esperanza de vida de los ciudadanos y el impacto que las nuevas tecnologías han provocado y seguirán provocando: una revolución brutal en todo el sistema productivo que seguirán dejando fuera del sistema a millones de trabajadores en todo el mundo.

Solo basta observar los actos que realizamos día a día para comprobar cómo participamos en el sistema productivo con acciones que redundan en beneficio de muchas empresas a cambio de nada y en perjuicio de personas que ocuparían esos puestos de trabajo con un sistema productivo diferente.

Para ilustrar esta afirmación solo unos ejemplos: nos servimos el combustible, compramos productos en tiendas o supermercados e incluso en algunos casos ya nos cobramos a nosotros mismos mediante pagos electrónicos, hacemos nuestras operaciones bancarias con medios online, nos auto citamos en las consultas médicas, nos descargamos miles de documentos a través de las redes inalámbricas, compramos viajes y así un largo etc.

Está claro que la participación de los ciudadanos en los procesos productivos de las empresas en las que no forman parte como asalariados, contribuye por una parte a reducir puestos de trabajo y por otro a incrementar unos beneficios en las empresas que en estos casos no cotizan para la caja de las pensiones. Estos planteamientos tan sencillos nos llevan a considerar que las pensiones no pueden descansar únicamente sobre las cotizaciones que empresas y trabajadores realizan a la Tesorería General de la Seguridad Social. Este nuevo mercado de trabajo va a generar grandes masas de ciudadanos que a lo largo de si vida no van a generar cotizaciones suficientes para tener derecho a una pensión. Mientras tanto vemos que la riqueza se concentra, en grandes grupos económicos que controlan la economía y los mercados provocando más que una desigualdad, un foso que separa a los diferentes estratos de la sociedad y que puede provocar conflictos difíciles de resolver. Winnie Byanyima una luchadora ugandesa contra la desigualdad, denunciaba en una entrevista de la última revista de Oxfam Intermon “ es intolerable que solo ocho hombres tengan la misma riqueza que los 3600 millones más pobres del mundo”.

Los ciudadanos españoles no se encuentran en ese grupo, pero urge acometer un plan que permita a todos los ciudadanos vivir dignamente cuando llegue al final de su vida activa y que recoja a la vez las diferencias contributivas que a lo largo de la vida laboral haya realizado cada trabajador.
Para ello y con cargo a los presupuestos Generales del Estado, se deberá establecer una renta mínima básica, que se establezca en base a la realidad de cada momento, para todos los ciudadanos a la edad de jubilación. Para nutrir esta renta, será necesario modificar la legislación fiscal española, con una reforma de todas las figuras impositivas, incluido el IRPF y el impuesto de sociedades y creación de otras nuevas que se adapten a la nueva realidad económica del país.

Cabe preguntarse con que recursos las empresas podrían hacer frente a unos impuestos que lógicamente serían más altos. Como la parte correspondiente a la pensión básica ira con cargo a los PGE, las cotizaciones que las empresas y trabajadores a la Tesorería General de la Seguridad Social realizan por contingencias comunes disminuirían notablemente, aumentaría la competitividad de las empresas y por tanto incrementaría su cuenta de resultados que posibilitaría mejoras salariales para los trabajadores.
Con este planteamiento solo queda una cuestión a resolver ¿Cómo se complementaria la pensión básica hasta situarla en un nivel de renta acorde a un estado de bienestar?

La disminución de las cotizaciones a la seguridad social de las empresas les permitiría contribuir a consolidar un fondo para cada trabajador que se nutriría de una aportación mínima realizada por la propia empresa y de retenciones obligatorias practicadas a los trabajadores en la nomina para este fin. Estos fondos serían de titularidad personal de los trabajadores y les acompañarían a lo largo de su vida independientemente de la empresa en la que trabajaran, además, podrían aportar según su voluntad y en base a sus posibilidades el capital que consideraran conveniente con la seguridad de que están constituyendo la base de ahorro que se convertirá en el complemento de su pensión en el futuro y que en caso de fallecimiento será masa hereditaria para sus descendientes. Estas aportaciones deberían tener deducciones fiscales para incentivar el ahorro de los ciudadanos.

De esta forma, la pensión definitiva tendría dos conceptos distintos, el básico de carácter público para todo el mundo y el complementario de carácter privado que capitalizará las aportaciones de carácter laboral y privado que cada persona ha realizado a lo largo de su vida.

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El respeto y la dignidad no se compran

El acceso a la Universidad hasta la llegada de la Transición, fue un coto prohibido para la clase trabajadora. Estaba reservado exclusivamente para aquellos que se la podían pagar, independientemente de su capacidad intelectual. Muchos talentos se perdieron por qué las familias no disponían tan apenas de lo necesario para alimentar a sus hijos. La universalización de la educación con la llegada de la democracia permitió que todo aquel que tuviera capacidad, pudiera optar a estudios superiores. Esta situación ha generado que nos acostumbráramos a encontrar  a jóvenes que presentaban currículos muy densos sin haber cumplido los treinta años de edad.

Por estos títulos y la universidad, llevamos muchos días inmersos en un ruidoso debate en los medios de comunicación. La polémica generada por las filtraciones periodísticas, ha provocado la dimisión de la Presidenta de la Comunidad de Madrid y  ha puesto en la picota a más de algún político español que adornaba sus currículo con títulos y merecimientos que no habían ganado o que presuntamente había conseguido obteniendo tratos de favor de correligionarios o valiéndose de influencias obtenidas a través de los círculos de poder en los que se mueven.

Este debate nos está sirviendo para comprobar una vez más que la sociedad española se camina en dos niveles que cada día se separan mas y que marcan la diferencia entre una clase acomodada  forjada en las elites del poder político y económico y otra que está sometida a aquella referencia bíblica “ganaras el pan con el sudor de tu frente”.

Y este pan ya no se refiere exclusivamente a su descripción literal como alimento o sustento, sino a todos los elementos que conforman el desarrollo integral de una persona, la salud, la educación, el bienestar, el ocio, el respeto o la dignidad.

En la mente de todos está el caso de hijos de algún conocido que habiendo obtenido resultados brillantes en la universidad no ha podido completar sus estudios de post-grado o de máster, porque en su familia la crisis se llevó  los ingresos que lo hacían posible y que los recortes aplicados por el gobierno redujeron  las ayudas a unos niveles que expulsaron a muchos estudiantes de la universidad.

Mientras tanto, estamos comprobando la picaresca de unos cuantos “listillos” que aprovechándose de su posición social y de sus áreas de influencia política y económica obtienen réditos personales sin ningún merecimiento. Se han perdido el respeto a sí mismos  y han perdido su dignidad.  De paso faltan al respeto a los que consiguen sus títulos dentro de los cauces académicos, a los ciudadanos que con sus impuestos mantienen el sistema y a la propia  Universidad.

Para toda esta gente debía de quedar claro un mensaje “el respeto y la dignidad no se compran, se ganan”.

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Arte y Discapacidad toman la ciudad de Huesca del 23 al 27 de mayo

La semana del 23 al 27 de mayo, 450 personas y cerca de 20 entidades llenarán Huesca en la primer Congreso y Festival transfronterizo de Creatividad y Discapacidad, Diversario, que tiene lugar en nuestro país.

Organizado desde CADIS Huesca, entidad que trabaja desde hace 21 años como coordinadora de asociaciones oscenses de personas con discapacidad de Huesca y su provincia, está enmarcado dentro del proyecto “Huesca más inclusiva”, en colaboración con el Ayuntamiento de Huesca y la Obra Social "La Caixa", e inscrito en el Programa INTERREG V-A España-Francia-Andorra POCTEFA 2014-2020, dentro del proyecto PYRHEQUAL.

Congreso

El Congreso está dirigido a entidades sociales, gestores culturales, profesionales de los sectores artístico, educativo, social y sanitario, así como a todas aquellas personas y organizaciones ocupadas y preocupadas por la inclusión, la discapacidad y la cultura.

Con más de 40 ponentes, ofrecerá cuatro conferencias magistrales, dos mesas redondas, once talleres, quince comunicaciones, seis vídeopresentaciones, tres muestras de pequeño formato y un Work in Progress, entre las propuestas programadas desde la organización así como las seleccionadas, entre todas las recibidas.

Festival

Por su parte, el festival multidisciplinar, abierto al público, ofrecerá un completo programa artístico que permitirá sumar a toda la sociedad a la reflexión sobre la creatividad y la discapacidad.

Incluye dos ciclos de cine, tres exposiciones, actuaciones de danza y circo, teatro, un concierto de versiones del Coro Arcadia, la celebración de un concierto a cargo de Sonería, que implica a más de 300 personas y el “plato fuerte”, protagonizado por El Langui, que presentará su último disco "Hola".

Diversario es un acontecimiento en el que está involucrada toda la sociedad de Huesca, que ha sido calificado por Belén Aso, Jefa de Servicio de Cultura del Gobierno de Aragón como “un verdadero lujo para Aragón”. Pretende ser un ejemplo a seguir en otras partes de España e incluso en Francia, donde tienen previsto replicar el festival en 2020, en su segunda edición.

Orencio Boix, director del Festival y Congreso ha destacado que el festival es “el trabajo de muchos representantes de las distintas entidades y colectivos de profesionales del ámbito de la discapacidad, la cultura y las artes en Huesca”.  Se desarrollará en diferentes espacios de la ciudad, “queremos que el festival salga al asalto de la ciudad, que el ciudadano se encuentre con el arte en la calle”, ha resaltado el director del Festival, quien cree que Diversario “se realiza en la ciudad, pero es también de la ciudad”.

Programa

Diversario tendrá lugar del 23 al 27 de mayo del 2018 y constará de dos partes:

Diversario Congreso: 23-25 de mayo del 2018

Diversario Festival: 23-27 de mayo del 2018

Ambas secciones se encontrarán y compartirán ejes temáticos, espacios y nombres propios.

La programación de Diversario_Congreso, incluye conferencias, mesas redondas y además, albergará talleres, comunicaciones, videoproyecciones, pósteres, café - networking, y muestras de pequeño formato, con algunos de los artistas e investigadores más relevantes en el campo de la cultura y la diversidad funcional.

La programación Diversario_Festival, cuenta con una programación multidisciplinar en la que se ofrecerán más de veinte propuestas artísticas, entre conciertos, exposiciones, cine, teatro, danza, y en las que los protagonistas son artistas y colectivos de ámbito nacional e internacional.

Para más INFORMACIÓN e inscripción pincha AQUI

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O calidad o nada

Colegio de Periodistas de Cataluña

Report.cat

Texto original aquí

Estos días se puede visitar una nueva edición del World Press Photo. Las imágenes, impactantes y emotivas, consiguen cada año que sea la exposición más visitada del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Sin embargo, la preocupante situación del fotoperiodismo en nuestro país no invita a ningún tipo de celebración.

Los fotógrafos siempre estamos en la calle, en contacto físico con cualquier realidad, por eso nuestras imágenes son la herramienta más directa para informar. Somos testigos de lo que ocurre y, por tanto, el primer factor de credibilidad del medio de comunicación. Una responsabilidad, no obstante, que no se corresponde con las condiciones en las que ejercemos nuestro trabajo.

Paradójicamente, el fotoperiodismo está fuertemente cuestionado ahora que la imagen en la sociedad tiene más fuerza que nunca. Sólo en Facebook se suben unos tres millones de fotografías diarias, la mayoría de consumo efímero. En el entorno digital ya no es cierto que una imagen vale más que mil palabras. Una buena imagen, sí.

Por eso, los fotoperiodistas debemos marcar diferencias y posicionarnos como el auténtico valor añadido dentro de los medios. Las buenas imágenes interpelan al espectador. Está estudiado que lo primero que ven los lectores son las fotografías, en segundo lugar el titular y, finalmente, el texto. Primero observamos y después leemos.

Sin embargo, es difícil publicar buenas imágenes en las condiciones actuales. La firma del fotógrafo debe ser garantía de profesionalidad y veracidad. En cambio, las secciones de Fotografía cada vez tienen menos poder de decisión. Prueba de ello es la casi desaparición de los editores gráficos –básicos para filtrar en la sobreabundancia de imágenes y mantener la calidad–, la precariedad crónica y los constantes despidos de profesionales, sustituidos por imágenes de procedencia dudosa (por no decir malintencionada) y cedidas con intenciones publicitarias.

Una situación que no es exclusiva de nuestro país. El fotógrafo Ryan Kelly, recientemente galardonado con el premio Pulitzer, ha dejado la profesión cansado del estrés, los horarios extenuantes y unos salarios a la baja. Kelly es la punta del iceberg, porque hay un montón de compañeros que también lo están dejando.

Ante los importantes problemas financieros, unos desorientados editores y directores toman decisiones sin recorrido que afectan a la calidad periodística. Se está potenciando un periodismo sin investigación, alineado con los poderes económicos y que se ha acostumbrado a las ruedas de prensa sin preguntas.

Las empresas, preocupadas sólo en llenar el rectángulo en blanco de una maquetación, están acostumbrando al lector a una información de baja calidad con una profusión de imágenes planas, sin lecturas profundas ni calidad estética, sin intención ni valor periodístico, que atentan contra el derecho a la información. Estamos, pues, en medio de un empobrecimiento informativo que, a la larga, se paga. Porque el futuro del periodismo depende de la credibilidad de los contenidos, que van de la mano de la calidad. Credibilidad y calidad, dos palabras clave.

El camino a seguir lo encontramos en los medios de referencia que han apostado por los reportajes en profundidad, por el periodismo de investigación y por el buen fotoperiodismo. Empresas que son conscientes de su compromiso con los lectores, y éstos les corresponden confiando en ellos. Es la lección aprendida en los últimos años: no sirve cualquier cosa.

Muchos editores de nuestro país, sin embargo, parece que no lo han entendido, siguen pensando sólo en la cuenta de resultados a corto plazo y, de paso, vulneran su responsabilidad social, y a menudo, también, el código deontológico. Diecisiete años atrás, Pepe Baeza, –que fue editor gráfico de El Periódico de Cataluña y redactor jefe de Fotografía de La Vanguardia– finalizaba su libro Por una función crítica de la fotografía de prensa con una reflexión plenamente vigente donde decía que sin inteligencia, riesgo, debate profesional o el enfrentamientos con los poderosos, “la prensa, tal como aún podemos imaginarla, morirá lentamente, engullida por el interés, la banalidad y la indiferencia. Lo que le ocurrirá a la imagen será el primer síntoma de lo que vendrá después”.

Frente al pensamiento único y el bombardeo de imágenes triviales, hay que apostar por la visión diferenciada, crítica, innovadora y creativa del fotógrafo, con editores valientes que publiquen imágenes comprometidas. El presente y el futuro de la profesión pasa por propuestas visuales que nos inviten a reflexionar sobre el mundo en que vivimos.

Por eso levantamos la voz antes de que un día los lectores se den cuenta de que los medios ya no publican fotografías, sino simples manchas de color que no  aportan nada. Entonces, nuestro trabajo ya no será una prueba palpable de la realidad y el lector habrá perdido su derecho a la información de calidad.

Porque la fotografía no es tan sólo un reflejo del periodismo, sino también de la sociedad. No reivindicamos un colectivo profesional más, sino la importancia de una prensa responsable. Por todo ello, os invitamos a apostar por un periodismo independiente, riguroso y que permita recuperar la credibilidad que han perdido los medios. Nosotros lo tenemos claro: o calidad o nada.

Llegeix aquí l’article en català

Impulsores
Sergi Alcázar
Gianluca Battista
Cristina Calderer
Alberto Estévez
Ana Jiménez
Jordi Play
Elisenda Pons

Firmantes
Eduardo Abad
Nel Acebal
Antonio Acedo
Francesc Adelantado
Borja Agudo
Cristina Aguilar
David Aguilar
Alfredo Aguilar
David Airob
Alberto Aja
Toni Albir
Biel Aliño
Rogelio Allepuz
Eloy Alonso
Abel Alonso
Anna Aluart
Delmi Álvarez
Armando Álvarez
Alfredo de Anca
Iñaki Andrés
Pepe Andrés
Miquel Anglarill
Mas de Aragón
Samuel Aranda
Javier Arcenillas
Pablo Argente
Juanjo Arias
Damián Arienza
Rafa Arjones
Bernat  Armangué
Manel Armengol
Pedro Armestre
Nebridi Aróztegui
David Arribas
Elisa Arroyo
Gonzalo Arroyo
Martí Artalejo
Walter Astrada
Marcos Atrio
Celia Atset
Pilar Aymerich
Pepe Baeza
Sandra Balsells
Alberto Barba
Jordi Bardajil
Pau Barrena
Álvaro Barrientos
Manuel Barriopedro
Inés Baucells
Javier Bauluz
Consuelo Bautista
Edu Bayer
Marta Becerra
Fernando San Martín Beloki
Javier Belver
Javier Bernal
Jon Bernárdez
Miguel Berrocal
Xavier Bertral
Joana Biarnés
Javier Blasco
Pablo Blázquez
Patricia Bobillo
Raúl Bogajo
Robert Bonet
Jordi Borràs
David Borrat
Lluís Bou
Gerard Boyer
Manu Brabo
Manuel Brágimo
Patricia Bregón
Eduardo Briones
Javier Broto
Manuel Bruque
Ángel Burbano
Fernando Bustamante
Eduardo Buxens
Germán Caballero
José Manuel Cabello
Rubén Cacho
Olmo Calvo
José Miguel Calvo
Sergi Càmara
Danny Caminal
Carlos Sánchez Campillo
Montse Campins
Oriol Campuzano
Andoni Canela
Julio Carbó
Agustí Carbonell
Juan Carlos Cárdenas
Yolanda Cardo
Felipe Carnotto
Raúl Caro
Sergio Caro
Santiago Carreguí
Elena Carreras
Francesc Casals
Andrés Casares
Javier Casares
Esther Casas
Patxi Cascante
Javier Caso
Jesús Caso Usero
Vanessa Casteleiro
Marc Castellet
Andrés Castillo Valero
Ángel de Castro
Cristóbal Castro
David Castro
Emilio Castro
Joan Castro
Tania Castro
Roberto N. Cataluña
Gabriel Cazado
Javier Cebollada
Manu Cecilio
José Luis Cereijido
Miriam Chacón
Jesús Ciscar
Purificación Citoula
Oriol Clavera
Dani Codina
Santi Cogolludo
Colita
Pau Coll
Irma Collin
Javier Colmenero
José Colón
Andrea Comas
Mireia Comas
Ramón Comet
Pep Companys
Conchitina
Joaquín Corchero
Javier Corso
Pilar Cortés
Luis Correas
Joan Cortadellas
Adrià Costa Rifà
Ramón Costa
Jordi Cotrina
Inma Coy
Fernando José Crespo
Xoan Crespo
Carlos Criado
José Luis Cuesta
Ricard Cugat
Antonio Díaz Uriel
Bernardo Díaz
Carlos Díaz
Fernando Díaz
Javier Díaz
Tomás Díaz Japón
Xoan Diéguez
Jesús Diges
Raúl Doblado
Joaquim Domingo
Alex Domínguez
Silvia Domínguez Vidal
Daniel Duart
Oliver Duch
Marc Duran
Oriol Duran
Pere Duran
Juan Echeverría
Valentí Enrich
Agusti Ensesa
Manel Esclusa
Pep Escoda
Javier Escriche
Ángel Espina
Mané Espinosa
Patricia Esteve
Gorka Estrada
Javier Etxezarreta
Francesc Fábregas
Ricard Fadrique
Xesús Fariñas
Quim Farrero
Hugo Fernández
Ingrid Fernández de Juana
Jesús Fernández Salvadores
Manuel Fernández González
Manu Fernández
Lander Fernández de Arroyabe
Txema Fernández
Ramón Ferrandis
Daniel Ferrer
Juan Flor
Enric Fontcuberta
Ferrán Forné
Kai Försterling
Álvaro Fuente
Moncho Fuentes
Dani Gago
Toni Galán
Jaime Galindo
Cristina Gallego
Raúl Gallego
Javier Gandul
Albert García
Alejandro García
Alex García
Ángel García
Antón García
Antonio García
Arnaldo García
Eulogio García Romero
José Ángel García
José Antonio García Cordero
José Antonio García Molero
Josep García
Manolo García
Miguel García
Pablo García
Pedro Ángel García Fernández
Quique García
Ricard García Vilanova
Alfredo Garófano
Pablo Garrigós
Albert Gea
Fernando Geijo
Lluís Gené
Vicens Giménez
Gemma Gómez
Laura Gómez Selena
Luis Ángel Gómez
Manuel Gómez
Miguel Gómez
Nacho Gómez
Vanessa Gómez
Xavier Gómez
José Antonio Goñi
Aníbal González
Julio González
Miquel González
Xavier González
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Borja Guerrero
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Paco de las Heras
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Manuel Hernández de León
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Pep Herrero
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Santi Iglesias
Alberto Iranzo
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Tania Juan
Pablo Juliá
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Sergio Lainz
Adolfo Lakuntza
José Antonio de Lamadrid
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Pablo Lasaosa
Sandra Lázaro
Gorka Leiza
Marcos León
José Carlos León
Laura León
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Javier Lizón
Laura Llach
Roger Lleixà
Faustí Llucià
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Esther Lobato
Xurxo Lobato
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J.M. López
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Miki López
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Manuel Lorenzo
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Cristóbal Manuel
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Xosé Marra
Rafael Marchante
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Pep Masip
Maysun
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Francesc Melcion
Guillermo Mendo
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Guillermo Mestre
Tjerk van der Meulen
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Manel Montilla
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Miguel Ángel Morenatti
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Manuel Olmedo
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Oliver de Ros
Marc Rovira
José Luís Royo
Eduardo Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Sergio Ruiz
Julián Rus
Fernando Ruso
Rocío Ruz
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Susanna Sáez
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Alberto Saiz Llopis
Albert Salame
Víctor Salgado
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Baldesca Samper
Jorge Santomé
Susana San Martín
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Gervasio Sánchez
Guye Sancho
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Ferrán Sendra
Juan Manuel Serrano
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Luis Sevilla
Luis Sevillano
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Luis Sol
Jordi Soler
Nuria Soler
Rober Solsona
Javier Soriano
Tino Soriano
Jordi Soteras
Jesús Spínola
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Anna Surinyach
Alberto Tallón
Enrique Tapia
Luis Tato
Llibert Teixidó
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Miguel Toña
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Juan José Úbeda
Laura Uranga
Jon Urbe
Eduardo Urdangaray
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Lourdes de Vicente
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Roser Vilallonga
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Lalo R. Villar
Pere Virgili
Enric Vives-Rubio
Amaia Zabalo
Jorge Zapata
Alejandro Zapico
Javier Zorrilla
Ferrán Zueras

 

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Lambán se apunta al naranja

Texto: Blog de Conrad Blasquiz

Original aquí

El Gobierno de Aragón aprobó el pasado viernes el proyecto de ley de reforma del Impuesto de Sucesiones que el PSOE ha pactado sorprendentemente con Ciudadanos. Es una buena noticia para aquellos aragoneses que hereden hasta  medio millón de euros.

También es una buena noticia para Ciudadanos, que coge oxígeno y gana visibilidad gracias al primer gran acuerdo que logra en esta legislatura en Aragón. Y también es una buena noticia para Javier Lambán, que se quita presión mediática y social por ese espinoso asunto, a menos de un año para las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2019.

Lambán tiene claro que todas  las encuestas están teñidas de naranja. Y que Ciudadanos puede ser clave a la hora de gobernar en el Pignatelli y en el Ayuntamiento de Zaragoza en la próxima legislatura.

En los últimos días, ha ido coqueteando con el partido naranja. Ha elogiado públicamente el trabajo parlamentario de Ciudadanos (en la Rebotica de la Ser) e incluso ha llegado a fotografiarse en el Pignatelli con sus dirigentes para hablar sobre el tema del Impuesto de Sucesiones. El pasado 23 de abril, se reveló como ferviente defensor de lo español con un mensaje que recordó al que suele utilizar la formación naranja.

Ha sido ahora, cuando el líder socialista ha propiciado un cambio de rumbo en su estrategia. Ahora que parece ya no necesitar a Podemos, puesto que ha logrado su apoyo a los tres presupuestos de esta legislatura y es más que probable que el último se quede en un cajón a la espera del nuevo Gobierno que salga de las urnas. Por tanto, es un giro tactista, lleno de pragmatismo y con la mirada puesta en las urnas del año próximo.

El proyecto de ley aprobado será remitido a las Cortes para su tramitación parlamentaria, aunque extrañamente puede que no entre en vigor hasta el año próximo, en plena vorágine electoral. Lambán necesita al menos 34 de los 67 votos de la Cámara autonómica. Tiene asegurados ya los 18 socialistas y los 5 de Ciudadanos. Probablemente, los dos de CHA y los 6 del PAR. Es decir, tendría 31 votos. Le faltarían 3. ¿Y qué va a votar el PP, que ha centrado su labor de oposición de forma casi exclusiva en la rebaja del impuesto de sucesiones? ¿Qué va a hacer el PP una vez que recupere la respiración tras el golpe que le han propinado en la mandíbula PSOE y ciudadanos?  ¿Alguien lo duda?

 

 

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