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Nacionalistas pueblerinos

FUENTE: eldiario.es (Blog El prismático de Aragón)

Plácido Díez

Ruido y furia para tumbar la investidura de Pedro Sánchez y el primer gobierno de coalición de la izquierda en la reciente historia democrática respaldado por el PNV y apoyado por otras fuerzas nacionalistas y territoriales.

La de Sánchez es la única candidatura viable para salir del bloqueo de meses y la propuesta de Gobierno, arriesgada, muy arriesgada por descansar la estabilidad de la legislatura en ERC, una oportunidad para el diálogo entre la España madrileña, las fuerzas independentistas y esa España periférica plural, muy plural, y sensata, muy sensata, de la que tendrían que aprender los líderes políticos nacionales, algunos medios de comunicación con sede en Madrid y los creadores de opinión que se consideran el ombligo del Estado.

Alguno de ellos calificaban hoy de nacionalismo pueblerino y cantonal el de Teruel Existe. Así se simplifica desde la Puerta del Sol el conocimiento de una provincia y de un movimiento ciudadano con 20 años de trabajo, reivindicaciones y movilizaciones, por parte de uno de esos periodistas que ha perdido foco e influencia en los últimos tiempos, de uno de esos periodistas de mirada elitista que conocen poco y mal la España que late y desprende autenticidad fuera de los centros de poder de Madrid.

Un movimiento de pueblerinos, Teruel Existe, que fue la primera fuerza política de la provincia en las pasadas elecciones generales al que, a la primera de cambio, las circunstancias han colocado en una posición clave para desbloquear la investidura y toda la presión elevada a la enésima potencia por las redes sociales de los que se apropian de España y de la Constitución -paradójicamente no estuvieron a favor en 1978- está recayendo sobre ellos en las últimas horas.

La respuesta está siendo ejemplar: la serenidad de los espacios abiertos y de los cielos rasos de Teruel y la coherencia de quienes ofrecieron el compromiso de facilitar que este país, que lleva cuatro años prorrogando los Presupuestos de Montoro, tenga un Gobierno que no esté en funciones a cambio de que sean prioritarias las políticas contra la despoblación y por la cohesión territorial.

Eso fue lo prometido y lo que han negociado, junto con una lista de reivindicaciones históricas en infraestructuras y una transición justa en la cuenca minera de Andorra, con el único candidato viable a la investidura que, nadie lo había hecho antes, va a crear un ministerio contra la despoblación y el reto demográfico, y que también ha sido el primero en aplicarse a ejecutar un convenio de transición ecológica que evite la pérdida de empleos tras el inminente cierre de la térmica de Andorra. Un candidato que en su respuesta al diputado Guitarte en el debate de investidura defendió las políticas que se están aplicando desde el Gobierno de Aragón para proteger a las comunidades rurales.

Teruel Existe ha sido una emoción y una tendencia transversal que ha reunido votos de la derecha, de la extrema derecha, de centro, aragonesistas y de la izquierda. Al dar el salto al Parlamento y al “mojarse” en una trascendental investidura obedeciendo a lo que con buen criterio creen que es el interés general, han perdido la virginidad del movimiento social para verse sacudidos por el ruido y la furia de la batalla partidaria.

Una batalla partidaria no por la cohesión territorial y social, ni por corregir la desigualdad entre los más vulnerables y los poderosos, sino por la hipotética ruptura de una idea de España que debe ser la verdadera.

Si a eso añadimos que en la capital, más conservadora que el resto de la provincia, recibieron alrededor del 47 por ciento de los votos frente a la media del 27, se puede entender esa fiebre de rabia e intolerancia, pintadas incluidas tachando de traidor al diputado Guitarte en su pueblo y en su comarca.

Ruido y furia -fue llamativa la fijación del portavoz de Vox con el diputado de Teruel Existe- y una agrupación de electores dando una lección de política al servicio de lo que consideran que es el interés general, que haya Gobierno. Eso sí, a un coste muy elevado.

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Mercenario y señor de moros

FUENTE: Blog La carretera (Análisis y reflexiones de un caminante)

Plácido Díez

Rodrigo Díaz de Vivar nunca obligó al rey Alfonso VI a jurar en Santa Gadea que nada había tenido que ver con la muerte de su hermano Sancho.

Tampoco tenía dos espadas denominadas Colada y Tizona, a las que se les asociaban rasgos mágicos, ni un caballo que respondía a la llamada de Babieca. Sí se sabe que una de las espadas se le quitó al conde de Barcelona tras derrotarlo en la batalla de Tévar.

Sus hijas ni se llamaban Elvira y Sol, sino María y Cristina, ni fueron ultrajadas en el robledal de Corpes (Guadalajara) tras casarse con los infantes de Carrión.

Tampoco hay pruebas de que se le llamara Sidi o Cid – la primera vez que se le denomina así es en el Poema de Almería, cincuenta años después de su muerte- ni de que ganara una batalla después de muerto en Valencia atado al arzón de su caballo (leyenda que difundieron los monjes de Cardeña donde fue enterrado tras salir su cadáver embalsamado de la Valencia amenazada por los almorávides), ni de que se enfrentara en duelo al padre de su esposa Jimena ni de que Álvar Fáñez fuera compañero de armas.

En el libro “El Cid, historia y mito de un señor de la guerra”, el historiador extremeño, David Porrinas, contribuye desde la erudición a desmontar a los que convirtieron al Campeador en una de las referencias ideológicas de la cruzada franquista alimentada por “El Cantar de mio Cid”, obra cumbre de la literatura medieval española que ofrece una imagen literaria que no se corresponde con la histórica, propagada por Ramón Menéndez Pidal y por la película “El Cid”, producida por Samuel Bronston, dirigida por Anthony Mann y protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren, que se rodó en 1961 y que hizo furor en las salas de cine, también en la de Avelio de Fuentes Claras (Teruel), de todos los rincones de una España que empezaba a pasar del blanco y negro al technicolor, a la seducción hollywoodiana.

Bronston se encariñaría con el régimen financiando en Madrid en 1963 y en 1964 dos superproducciones: “55 días en Pekín”, dirigida por Nicholas Ray, y “La caída del imperio romano”, dirigida por Anthony Mann.

Curiosamente, en el conflictivo rodaje de “El Cid”, en el que hubo sus más y sus menos por el divismo de Charlton Heston y Sofía Loren, se contrató como asesor de cetrería a un desconocido naturalista, Félix Rodríguez de la Fuente, que asesoró al protagonista en el manejo de los halcones.

Rodríguez de la Fuente, tras recibir la llamada del naturalista aragonés Adolfo Aragües, habitual colaborador de Radio Zaragoza, se implicaría 17 años después en la protección de la laguna de Gallocanta, la mayor laguna de Europa de agua salada en una cuenca cerrada, localizada cerca de la fortificación del Campeador en El Poyo del Cid, que se pretendía desecar por iniciativa de un agricultor y senador de la UCD.

Entonces, Rodríguez de la Fuente ya era conocido y reconocido por su programa televisivo “El hombre y la tierra”, uno de los de mayor éxito de TVE. A título póstumo, recibió en Gallocanta el título de “Grullero Mayor” treinta años después, en 2008.

Pero volvamos a “El Cid”. Dos años antes del rodaje, se habían abrazado en la base hispano-estadounidense de Torrejón de Ardoz el dictador Franco y el presidente de los Estados Unidos, “Ike” Eisenhower, cuatro años después de que la primera potencia del mundo hubiera apoyado la entrada en la ONU de la España de Franco.

Son palabras del dictador el 24 de julio de 1955 en Burgos en la inauguración del monumento al Cid Campeador: “El Cid es el espíritu de España…..sería una monstruosidad cerrar con siete llaves el sepulcro del Cid. ¡Es el gran miedo a que el Cid saliera de su tumba y encarnase en las nuevas generaciones! ¡Que surgiera de nuevo el pueblo recio y viril de Santa Gadea y no el dócil de los trepadores cortesanos y negociantes! Este ha sido el gran servicio de nuestra Cruzada, la virtud de nuestro Movimiento: el haber despertado en las nuevas generaciones la conciencia de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que podemos ser”.

Esa imagen literaria de señor del campo de batalla, de símbolo de la civilización cristiana occidental, ese término unamuniano que cautivó al dictador/caudillo como se cuenta en la película de Amenábar “Mientras dure la guerra”, caló popularmente y, en particular, en los niños que vivíamos en la España despoblada, desde Burgos hasta Valencia atravesando la Celtiberia, y que teníamos a mano las huellas del héroe para emocionarnos y fantasear.

Como, en nuestro caso, la fortificación en el cerro de San Esteban en El Poyo del Cid, citado expresamente por “El Cantar de mio Cid” (siglo XIV): “Aquel poyo, en él hizo acampada; mientras que sea el pueblo de moros y de la gente cristiana, el Poyo de mío Cid le llamarán en los mapas”.

Citado también en el Fuero de Molina (1154), le sirvió a la vez de asentamiento temporal y centro de operaciones en sus dos destierros (uno por atacar sin permiso la taifa de Toledo y otro por no acudir con sus tropas a la llamada del rey) en una España fragmentada entre los reinos de Aragón, Castilla, Navarra, los condados catalanes, señoríos y taifas musulmanas como las de Zaragoza, Valencia y Albarracín, en una España de fronteras, de guerras y alianzas cambiantes.

Desde ese extraordinario mirador del Jiloca, atacó por sorpresa el valle del río Martín y cobró parias a la comunidad de Daroca y a la taifa de Molina de Aragón para financiar su ejército.

En El Poyo del Cid también se localiza la denominada fuente Berenguer donde supuestamente se lavó las heridas el conde de Barcelona Berenguer Ramón II tras ser derrotado en la batalla de Tévar por el ejército de Rodrigo Díaz de Vivar -los estudiosos también han situado el choque de ejércitos en el Maestrazgo, entre Morella y Monroyo-. Tras conquistar el Principado de Valencia, el Campeador desposaría a su hija María con el siguiente conde de Barcelona, Ramón Berenguer III. Guerra y diplomacia.

Pues bien, el historiador David Porrinas, que entre otras fuentes se ha basado en la Historia Roderici, la crónica biográfica del que firmaba como Campeador, mantiene que no se puede entender su figura sin su relación de mestizaje militar, político y cultural con los musulmanes.

Fue un señor de moros porque, junto a una élite castellana, la mayor parte de los guerreros que comandaba eran musulmanes y durante cinco años de sus destierros sirvió al rey de la taifa de Zaragoza, Al-Mutamim.

Según el historiador extremeño, Rodrigo Díaz de Vivar fue un fenómeno viral medieval en una época en la que los juglares sustituían a las redes sociales: “El personaje que mayor cobertura informativa recibió en su tiempo, más incluso que el propio Alfonso VI. Es excepcional disponer de tanta información de alguien del siglo XI que no era miembro de la realeza ni un alto cargo eclesiástico”.

David Porrinas lo describe como un señor de la guerra, un mercenario que combate por dinero o por beneficio propio, un combatiente brutal con grandes habilidades militares como la carga de caballería y lanza, un invento de los carolingios a partir de la aparición del estribo, que lo mismo ordena torturar a civiles que quemar vivo al cadí, al gobernador juez musulmán, de Valencia.

Un hombre de acción, un aventurero y oportunista en un territorio cuarteado de fronteras, que nada tiene que ver con el espíritu de esa España que algunos nos quieren imponer utilizando la figura del Cid que da nombre a un Camino que recorre ocho provincias (Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante), que atraviesa de este a oeste la España despoblada: celtíbera, romana, medieval, musulmana. La España mestiza y plural.

Son 1.400 kilómetros de senderos y 2.000 de carreteras que hasta el próximo 12 de enero pueden recorrerse visualmente en una exposición itinerante en Cella, “la del Canal”, organizada por el consorcio Camino del Cid en el que se agrupan las ocho diputaciones provinciales.

 

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Romper los bloques ideológicos

FUENTE: eldiario.es (Aragón)

Plácido Díez

“Por cierto: ¿Os acordáis de los 180 diputados de PSOE y Cs? Ojalá todos los “patriotas” que ahora echan fuego por la boca hubieran entonces defendido con el mismo énfasis un acuerdo por el centro”. Es el tuit que escribió el exdiputado y exportavoz económico de Ciudadanos, Toni Roldán, la mañana del pasado 31 de diciembre.

Un tuit que, redactado por quien estuvo en el centro de mando de Ciudadanos, deja entrever que a Pedro Sánchez, sin que entonces sonaran las trompetas del Apocalipsis ni nadie lograra convencer al que acabaría electoralmente destrozado Albert Rivera, se le cerraron las puertas de un gobierno de socialistas y de liberales. Liberales trufados de nacionalistas, o nacionalistas trufados de liberales.

Como tampoco hay alternativa a Sánchez, que encabezó la lista más votada por los españoles en las dos últimas elecciones generales de abril y noviembre de 2019, la investidura solo podía pasar por Unidas Podemos, más después del daño innecesario que con la repetición de las elecciones se hicieron las organizaciones de la izquierda, incluida Más País-Equo, y por los nacionalistas independentistas de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y peneuvistas, las dos fuerzas mayoritarias en sus respectivos territorios en las elecciones del 10-N, y por las formaciones territorialistas a los que, y esto hay que recordarlo a diario, los ciudadanos votan y legitiman libremente.

Por primera vez, una agrupación de electores, Teruel Existe, ha conseguido un diputado y dos senadores, ser la fuerza más votada en su circunscripción y abrir la puerta a que otras provincias de la España despoblada sigan el mismo camino. Al final, la foto parlamentaria de España es de 16 formaciones distintas con sus electorados, sus programas, sus ideas y su forma de entender nuestro proyecto de vida en común que, unido en su extraordinaria diversidad por la Constitución, no es más propiedad de unas organizaciones que de otras.

La apuesta da vértigo porque se basa en alcanzar acuerdos con una fuerza que tiene varios dirigentes en la cárcel condenados por sedición y malversación de caudales públicos, e inhabilitados, y a alguna otra huida de España.

Con una fuerza que da prioridad a la presidencia de la Generalitat sobre la estabilidad de España pero que también sabe que una mayoría de derechas y de extrema derecha, de exaltación nacionalista basada en la traición y también en el choque frontal con la Unión Europea cuando las sentencias no les gustan, terminaría con cualquier salida negociada en el conflicto de Cataluña.

Suma de derechas y de extrema derecha que gozan de una confianza y de una representación muy baja entre los ciudadanos catalanes y vascos. Si en esas dos autonomías históricas alguna fuerza política de ámbito estatalista tiene el pegamento de la negociación, de la coexistencia y ya sería la mundial de la convivencia, es el PSOE y su prolongación en Cataluña, el PSC, y en menor medida los comunes.

La oportunidad pasa porque ERC, un partido imprevisible y sometido a unas presiones brutales dentro del emocional mundo independentista porque se está llevando todo el protagonismo de la negociación con el PSOE y con el Gobierno, también de la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat con el apoyo de En Común Podemos, pueda alcanzar la presidencia del Gobierno catalán pactando con el PSC y los comunes y desmarcándose de Juntos por Cataluña, de Puigdemont y de Torra.

Se romperían así los bloques independentista y no independentista, el frentismo en Cataluña, y se podría empezar a entablillar la fractura social y política.

Son hipótesis muy arriesgadas en un campo minado y rodeado de movilizados opositores políticos, económicos, eclesiásticos y mediáticos, que llevan mal que en España llegue a constituirse el primer gobierno de coalición desde la II República, un gobierno de la izquierda, que también se puede ver como un gobierno de cruce generacional y de históricos y nuevos socialdemócratas, con marcado acento social y de corrección de las desigualdades, con el firme respaldo del PNV, un partido nacionalista de centroderecha y de inspiración católica, con el más inestable de ERC, y previsiblemente también con el de otras organizaciones territoriales.

Un escenario que rompería los bloques en la política española, algo que, aunque haya pasado de puntillas en el a menudo estridente debate madrileño, ya ha sucedido en Aragón donde un cuatripartito con la presencia de tres partidos de la izquierda, PSOE, Podemos y Cha, y otro aragonesista de centroderecha, el Par, más el respaldo parlamentario de IU, acaban de aprobar en tiempo y forma los Presupuestos de la comunidad autónoma.

Le llaman transversalidad pero se entiende mejor si se define como ruptura de bloques ideológicos, diálogo, negociación y búsqueda de la estabilidad y del interés general.

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El triángulo de hielo turolense se deshiela

FUENTE: eldiario.es (Aragón)

Plácido Díez

Alrededor de 200 personas participaron el pasado domingo en Fuentes Claras en la primera andada del frío, organizada por la asociación deportiva “Kuadrones” para conmemorar los 56 años de la temperatura más baja registrada en España en zona poblada: 30 grados bajo cero el 17 de diciembre de 1963.

Hubo andadas, de 7 y de 14 kilómetros, foto de grupo junto a la estación meteorológica, comida popular y mercadillo artesanal y de bizcochos caseros en el pabellón municipal. Todo a beneficio de Aspanoa, la Asociación que trabaja en Aragón para mejorar la calidad de vida de los niños con cáncer.

Día soleado, temperatura suave y por el recorrido algún adelantado podando ya los almendros mientras que todavía sobreviven las rosas y los insectos en los jardines y huertos

Unas imágenes que revelan con rotundidad, 56 años después, las consecuencias de la guerra contra la naturaleza, del cambio climático, que los Gobiernos, en especial los de los países más contaminantes, no se quieren tomar en serio como se ha demostrado en la reciente cumbre de Madrid impulsada por Naciones Unidas.

Recordaba el presidente de la CEOE de Teruel, José Antonio Pérez Cebrián, que ese día no fuimos a la escuela. Teníamos entre cinco y seis años, las viviendas se calentaban con estufas de carbón y con la gloria, un modo de calefacción de origen romano que consiste en quemar leña debajo del suelo de una única estancia donde se agrupaba toda la familia, y las camas con ladrillos previamente templados al fuego y bolsas de goma con tape de rosca de agua muy caliente.

Aquella noche del 17 de diciembre de 1963, en vísperas del solsticio de invierno, dormimos bajo la temperatura más baja en zona habitada en España desde que hay registros oficiales, finales del siglo XIX.

Treinta grados bajo cero medidos en Fuentes Claras en el paraje conocido como “Carrabañón”, a unos 7 kilómetros de Calamocha, en la estación meteorológica situada junto al radiofaro para vigilar las condiciones atmosféricas que permitieran a los aviones del pasillo aéreo Madrid-Barcelona seguir la ruta programada.

En el pueblo todos conocíamos como el VOR a esas instalaciones propiedad de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) que abrió el ministerio del Aire en la década de los 40, a la vez que las de Molina de Aragón.

Eran unos tiempos en los que la televisión se veía en comunidad porque era un bien escaso en el medio rural, en los que los hombres del tiempo de la única cadena de televisión en blanco y negro y con muchas interferencias/rayas, Mariano Medina y Eugenio Martín Rubio, utilizaban tiza, punteros y mapas sujetos en un atril en los que ellos mismos habían dibujado las borrascas y los anticiclones.

Tiempos en los que se jugaban y afeitaban el bigote si fallaban en sus predicciones. Todo era más sencillo, más concentrado y menos espectacularizado, y en aquellos páramos turolenses todos idealizábamos la resistencia a la adversidad.

Uno de los testigos de aquel récord histórico, Manuel Villamón, contó al periodista y meteorólogo Vicente Aupí que tuvieron que utilizar un soplete para descongelar la verja que daba acceso al instrumental de medición, a la garita de los termómetros, y que, tras alguna duda, su bigote escarchado le convenció de que la temperatura que había apuntado era real.

Un anticiclón cerca de Islandia, una borrasca en el Mediterráneo, un valle abierto a más de 900 metros de altitud, circundado por medias montañas, un temporal de nieve, una masa de aire polar, una noche despejada y calmada, causaron aquella temperatura siberiana en unas llanuras y parameras, bautizadas por el divulgador meteorológico Vicente Aupí como “el triángulo de hielo” (Calamocha-Molina de Aragón-Teruel), que durante el siglo pasado y lo que va de éste han registrado más de un centenar de mediciones de 20 grados bajo cero.

Sin ir más lejos, la Navidad de 2001 se registraron -25 y, mirando hacia atrás, -28 en Monreal del Campo el 4 de enero de 1971 y -28´2 en Molina de Aragón el 28 de enero de 1952. Aún recuerdo a mi padre esa Navidad de hace 18 años calentando con un soplete las puertas metálicas de la cochera para que pudiéramos meter el coche. Un “triángulo de hielo” en el que la temperatura media anual no llega a los 11 grados.

Fue un año, 1963, de grandes acontecimientos históricos. Veinticinco días antes del -30 en Fuentes Claras habían asesinado en Dallas a John Fitzgerald Kennedy, el primer presidente católico de Estados Unidos que se había ganado el corazón de las familias españolas.

Un presidente que pocos meses antes había pronunciado, ante decenas de miles de berlineses, la frase “Yo soy berlinés” (cualquier parecido con la relación de Trump con la Vieja Europa es pura coincidencia).

Ese año habían fallecido el Papa Juan XXIII, el de la encíclica preventiva contra la Guerra Fría, “Pacem in terris”, Robert Schuman, uno de los padres de la actual Unión Europea, y dos grandes escritores españoles en el exilio: Luis Cernuda y Ramón Gómez de la Serna.

En Washington, Martin Luther King había reunido a 250.000 personas en la Marcha por los derechos civiles, reclamando un país sin racismo. En Italia lloraban una espantosa tragedia, los más de dos mil muertos al desbordarse una presa. De una huelga en las cuencas mineras asturianas había nacido Comisiones Obreras.

Y, sin conmemoración ni márquetin alguno, se quedó durante décadas en la memoria de los fuentesclarinos como una prueba de resistencia al frío siberiano para consumo interno en un pequeño pueblo del Jiloca Medio.

No eran todavía tiempos de marcas globalizadas ni de redes sociales, más bien de cartas de felicitación y de participaciones de lotería compartidas a través de Correos con los familiares que vivían lejos.

Fuentes Claras, en cuyo término municipal estuvo el observatorio Calamocha-Fuentes Claras desde 1951 hasta 1980, es el municipio líder en la clasificación nacional del frío.

Un registro que los fuentesclarinos comparten con el “triángulo de hielo” (Calamocha-Teruel-Molina de Aragón), una marca creada por el periodista, meteorólogo y divulgador Vicente Aupí, que tiene su propia estación meteorológica en Torremocha, que define muy bien la resistencia de la España despoblada, de la España del silencio, de la España bajo cero, en los albores del desarrollismo. 56 años después vamos camino de que acabe siendo el “triángulo del deshielo”.

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Las campanas bandean por la España interior

FUENTE: El Diario.es ARAGON
El prismático de Aragón

A finales de agosto, un amigo del pueblo, fuimos pareja al tomar la primera comunión, sufrió un ictus mientras recogía la cosecha del huerto al atardecer. Ir acompañado de su mujer fue determinante para que en pocos minutos una ambulancia llegase desde el centro de salud de Calamocha y para que hoy, después de pasar por el hospital de Teruel y de ser operado en el “Miguel Servet” de Zaragoza, esté felizmente recuperado, y con ganas de volver a coger la azada, en su casa del pueblo.

Hace 20 años, así lo cuenta uno de sus fundadores, el médico Manuel Gimeno, surgió la plataforma ciudadana Teruel Existe tras el fallecimiento de un joven de Cella que, tras sufrir un accidente de tráfico, murió en el traslado al hospital en condiciones muy deficientes. Desde la rabia, Gimeno denuncia que no hubo una triste ambulancia para el accidentado y sí un helicóptero medicalizado para transportar sus órganos donados.

Algo ha cambiado a mejor desde entonces en el transporte sanitario de emergencia como lo certifican, si mis datos no son erróneos, la puesta en marcha de los centros de salud comarcales y las 23 ambulancias (5 de Soporte Vital Avanzado, 10 de Soporte Vital Básico y 8 convencionales) desplegadas en la provincia.

Una ejemplar activista de la comarca del Jiloca y de la provincia de Teruel, geógrafa y concejala del Ayuntamiento de Burbáguena, Silvia Benedí, escribía a principios de año en este diario un artículo, bajo el título “Mi hija no sabe que es de pueblo”, en el que se leía “digo que no lo sabe porque por ahora cualquier niña de ciudad y ella han tenido la misma oferta y los mismos servicios. Mi hija tiene pediatra y enfermera: unas grandes profesionales que la han atendido cuando hemos tenido que hacer revisiones o cuando ha estado mala. Incluso cuando ha estado un poco más mala y ha tenido que pasar algún rato en urgencias, hemos llegado con tiempo de sobra al hospital habiendo recibido las indicaciones y el tratamiento adecuado para poder llegar perfectamente. Esto siempre en tiempo récord (es lo que tiene que no haya muchos bebés por la zona) y con una atención muy cuidada”.

Y añadía, “también tiene guardería, que al estar subvencionada por un organismo oficial es mucho más barata que las de las ciudades. Además, como aquí el círculo familiar suele ser más cercano y los bebés tardan más en ser escolarizados, mi hija ha ido a un aula donde apenas había más bebés. Es decir, casi ha tenido atención individualizada por el mismo precio. Un lujo. Pero aún digo más, en el pueblo eres capaz de salir con tu bebé en brazos y dejárselo a la primera persona que encuentras en la calle (doy fe) sin tener ningún miedo a hacerlo y sabiendo que va a estar perfectamente atendido y cuidado (era un caso de urgencia, ¡pero haz eso en una ciudad!)”.

Según los datos publicados el pasado 1 de octubre por la Agencia Tributaria, los turolenses declararon en 2017 en el IRPF unos ingresos medios anuales por persona de 25.935 euros, cuatro mil euros más que la media española. En las grandes y medianas ciudades hay barrios como La Ventilla en Madrid, a la sombra del distrito financiero de la Castellana, con una renta media anual por persona por debajo de los 8.000 euros y se pueden hacer más comparaciones con otros barrios urbanos, también de Zaragoza, habitados en un significativo porcentaje por ciudadanos con casa y arraigo rural, en los que se han instalado la precariedad y la desigualdad.

Ese año el municipio más rico de Aragón fue Cuarte de Huerva, en el área de influencia de Zaragoza, desbancando a Andorra que lo había sido en ejercicios anteriores, pero es que los tres con menos ingresos declarados fueron Maella, Ricla y Alfamén, los tres en la provincia de Zaragoza, que también tiene el apellido del Cuarto Espacio. ¿O es que hay muchas diferencias desde el punto de vista de la despoblación, de la dispersión y del envejecimiento/sobreenvejecimiento/dependencia entre el Maestrazgo, Gúdar-Javalambre, la sierra de Albarracín y el Sobrarbe, la Ribagorza, la Jacetania, Daroca, Belchite, las Altas Cinco Villas, el Aranda o la comarca de Calatayud?

La plataforma ciudadana, en camino de transformarse “hastiados” en una agrupación de electores que competirá con los partidos políticos (también a la hora de pronunciarse sobre la eutanasia, la violencia machista o intrafamiliar, la bajada de impuestos, la reforma laboral, la foralidad vasco-navarra o ante una pregunta sobre la prioridad presupuestaria entre Notre Dame y la Amazonia) ha conseguido que Teruel sea la única provincia con apellido, ha patentado una marca que la utilizan las multinacionales para comercializar los valores de la España interior, ha sido referencia de otras plataformas en el resto de España y ha movilizado progresivamente a toda una provincia, acompañada en ocasiones por el tañido de la campanas de las iglesias, para contribuir a que las cosas hayan ido a mejor en los últimos 20 años.

Dicho esto, sería falso no reconocer la relevancia del esfuerzo institucional, de la autonomía, de las diputaciones, de las comarcas, de los municipios, de los Gobiernos de España, y de los políticos con cuyo descrédito injustamente se generaliza.

Desde el Teruel en blanco y negro de mi bachillerato superior en “Las Viñas” y de mi COU mixto en “La Salle, desde el “Salvemos Teruel” en Miravete de la Sierra de hace 42 años, en el que alguna presencia tuvimos los entonces emigrantes aragoneses, han pasado muchas cosas y algunas de ellas buenas.

La capital tiene más luz, más alegría, más atractivo, más patrimonio recuperado, más visitantes, pero es que la autonomía, sobre todo la autonomía, también los municipios y las comarcas, han impulsado fondos especiales como el Fite y el Miner, estamos hablando de más de mil millones de euros en los últimos 20 años, y proyectos como el aeronáutico de Caudé, o Dinópolis, o Motorland, o Galáctica, o la Fundación Santa María de Albarracín, o la nieve, o el jamón, o la oferta turística, o las apuestas de la Caja Rural, del Grupo Térvalis y ahora de Forestalia por la energía verde, o las escuelas infantiles, o las residencias y los servicios sociales con mención especial para la atención a las personas mayores.

No todo pasa por el AVE y por las autovías de asfalto (en las Tierras Altas escocesas, que están consiguiendo revertir la despoblación, las carreteras son estrechas pero están bien de firme y te permiten disfrutar de una conducción pacífica disfrutando del paisaje), hay que darles mucho valor a las autovías digitales, al comercio electrónico, a la conectividad de calidad que ya es un derecho básico de todos los ciudadanos, y también al asociacionismo de todo tipo, que se está extendiendo en todos los pequeños municipios, y al talento individual y colectivo, el del ¿qué puedo hacer yo por mi pueblo antes de caer en la melancolía, en el negativismo y en responsabilizar a los políticos de Zaragoza y de Madrid de todos los males de mi existencia? La actitud es muy importante.

Y también hay que darle valor a la autocrítica, ¿se podrían haber gestionado mejor, como ha dicho la Cámara de Cuentas, esos fondos especiales?, y a las visiones abiertas y solidarias dentro y fuera de Aragón porque si el futuro de la provincia de Teruel pasa por la línea ferroviaria de altas prestaciones Sagunto-Teruel-Zaragoza no está demás, por ejemplo, incluir en la reivindicación también el Canfranc.

Visiones abiertas y solidarias que, en el caso de Teruel Existe, deduzco que habrán evaluado también la pluralidad, el riesgo de competir a partir de ahora con organizaciones sociales y políticas que les apoyan, la solidaridad interterritorial en España – es verdad que las subastas de votos en el mal acabado Estado de las autonomías y el ejemplo del único diputado del Partido Regionalista de Cantabria son muy tentadores- y de enfrentar las periferias con unas capitales, grandes y medianas, en las que la gente también sufre, y de qué modo los más vulnerables, la precariedad, la desigualdad, el hacinamiento y la soledad.

No hay que olvidar que, a escala global, instrumentalizar las emociones y exacerbar el nacionalismo/tribalismo/victimismo está siendo el caldo de cultivo de líderes como Trump, Johnson o Bolsonaro. Como he leído que dijo en su momento el expresidente de Uruguay, José Mújica, tenemos que empezar a pensar como especie, como conjunto de seres humanos, también para corregir los graves desequilibrios internos.

 

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