FUENTE: Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón. Universidad de Zaragoza
FUENTE: Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón. Universidad de Zaragoza
José Luis Gracia Mosteo (Calatorao 1957) recibió en la localidad granadina de Salobreña el I Premio de Poesía “MELAZA” Villa de Salobreña. El trabajo titulado “La Pierna Ortopédica de Rimbaud” se impuso a 126 obras presentadas por autores españoles y un buen número de escritores extranjeros.
El premio está dotado con mil euros en metálico y treinta ejemplares de la obra que será difundida dentro de la población y entornos cercanos así como presentada por el autor en diferentes ciudades españolas.
La obra ganadora, es un libro de poemas que van dedicados a una galería de poetas, pintores, filósofos, novelistas, cantantes, bibliófilos, directores de cine y que contiene además una referencia al propio autor. Para Gracia Mosteo “La Pierna Ortopédica de Rimbaud es una continuación de la Divina Comedia de Dante y sitúa a estos personajes en el cielo, purgatorio o el infierno con un planteamiento virulentamente humano y un juicio rigurosamente irónico”
Los poemas se refieren a personajes tan variopintos como Nieztsche, Pessoa, Stevenson, Bob Dylan, Octavio Paz, Buñuel, José Luis Melero, T.S Eliot, Lope de Vega, Góngora, hasta completar un total de treinta y tres protagonistas que son interpretados por Gracia Mosteo con suma maestría e inteligencia, condensando en pocos versos la caracterización más destacada de cada uno de ellos que ha servido al autor para situarlos en ese cielo , infierno o purgatorio creado a modo y semejanza de la Divina Comedia.
Gracia Mosteo que inició su carrera literaria en 1999 con la publicación de La Saga de los Pirineos, se ha convertido en un prolífico escritor y poeta. Con la obtención de este premio son ya doce sus obras publicadas entre las que se cuentan poemarios (La Balada del Valle Verde, Blues de los Bajos Fondos y Romancero Negro), novelas (La dama cautiva de Jaca, El Asesino de Zaragoza, el rock de la Dulce Jane y El infierno), relatos (El pintor de fantasmas) y ensayos (El monstruo del espejo y Treinta motivos para reencarnarse en mosquito).
Por deseo expreso del autor, la primera presentación de La Pierna Ortopédica de Rimbaud se realizó como con otras de sus publicaciones, en su localidad natal Calatorao el día 19 de julio. El Ayuntamiento de Calatorao, el Club de Lectores y un nutrido grupo de vecinos y amigos se sumaron al acto que se convirtió en un homenaje al autor y a su obra con lecturas de poemas de la obra galardonada y con fragmentos musicales interpretados por componentes de la Banda de Música Municipal “Mariano Gracia Escario”
La Coordinadora para la reapertura del ferrocarril Canfranc-Olorón (Crefco) ha convocado para este domingo, 15 de julio, la concentración que realiza todos los años en la estación internacional de Canfranc, para pedir la reapertura y modernización de la línea Zaragoza-Canfranc-Pau.
Se da la circunstancia de que, este año, la Coordinadora celebra su 25 aniversario. Por ese motivo la concentración, además de ser un acto reivindicativo, será un homenaje a las personas, organizaciones y entidades que antes del nacimiento de Crefco (1993) reivindicaron también esta comunicación ferroviaria con el norte de Europa y, también, un reconocimiento a toda la ciudadanía que a lo largo de este cuarto de siglo han secundado las movilizaciones convocadas por esta organización que engloba a sindicatos, grupos ecologistas, asociaciones vecinales y ciclistas, etc.
“Sin su presencia y participación en Canfranc o allí donde les hemos ido convocando (Zaragoza, Pau, Ayerbe, Bedous, etc.) Crefco no representaría nada y la reapertura no sería una posibilidad real a corto plazo, como parece que puede serlo ahora”, ha manifestado Javier Garrido, portavoz de la Coordinadora.
Por este motivo el lema elegido para de la jornada del domingo es: ‘El Canfranc, la lucha de un pueblo’. Se ha invitado especialmente al SIPA (asociación integrada en Crefco) que organizó la primera movilización en 1975, a los sindicatos y partidos políticos que convocaron las de 1977 y 78, así como a los ayuntamientos de la línea y a la FAMCP, “pues ellos fueron protagonistas, en 1988, de la mayor movilización por la reapertura habida hasta la fecha”. El consejero de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón, José Luis Soro, ha anunciado su presencia el domingo en los actos de Canfranc.
Según afirma Garrido, la concentración va a desarrollarse este año en un ambiente de “moderado optimismo” por el impulso que recibió la reapertura cuando Aquitania reabrió 25 kilómetros de vía férrea. “Desde el verano de 2016 los trenes franceses llegan ya a Bedous, separada de la estación internacional por solo 33 kilómetros. También gracias al empeño de Alain Rousset, presidente del territorio vecino, se puso en marcha el grupo cuatripartito, del que forman parte además de Aragón los gobiernos español y francés, que consiguió fondos de la Unión Europea para la realización de estudios y proyectos sobre la reapertura, que tienen un coste total de 15 millones de euros”, añade.
También ha contribuido a ese optimismo el comienzo de las obras de actuación urbanística en la plataforma de la estación de Canfranc que, “aunque no estén vinculadas a la recuperación del tráfico internacional, es evidente que esos planes se verían muy beneficiados por ella”. Finalmente, que “la Comisión haya preseleccionado la reapertura de este ferrocarril entre los proyectos que podrían recibir fondos europeos entre 2020 y 2027, es otro motivo para la esperanza”, sostiene.
Pero en Crefco no quieren que ese optimismo pueda hacer pensar que todo está conseguido, ya que falta lo fundamental: el acuerdo formal entre los gobiernos español y francés. “Incluso en ese caso tendríamos que seguir vigilantes ―ha indicado Javier Garrido― pues tenemos grabado a fuego en nuestra memoria aquel acuerdo de ambos gobiernos en la cumbre de Santander del año 2000, que decía que el Canfranc se reabriría antes de 2006, que quedó en nada cuando el Gobierno francés anunció que se volvía atrás y precisamente el mismo día en que se inauguraba el túnel carretero de Somport”.
Actualmente dicho túnel es atravesado diariamente, de media, por 362 camiones que deben transitar por las carreteras de los valles de Canfranc y Aspe, “este último especialmente angosto, creando problemas de todo tipo a la población allí asentada, que ve peligrar por esta causa su principal medio de vida que es el turismo relacionado con la naturaleza. La ampliación de esas carreteras solo ocasionaría el incremento de dicho tráfico y, con ello, el agravamiento del problema”, advierte el portavoz de la Coordinadora.
Corregir el actual desequilibrio, que Crefco considera desmesurado, entre la carretera y el ferrocarril en el transporte de mercancías a través de la frontera entre Aragón y Aquitania, es uno de los principales objetivos de la reapertura del Canfranc en opinión de Crefco.
Según señalan, acudiendo a las cifras del Observatorio Hispano-Francés de Tráfico en los Pirineos, cada año esa frontera es atravesada por casi 100 millones de toneladas de mercancías (98,4 en 2015, último del que se tienen cifras oficiales) que viajan en camión (más de 21000 camiones al día), mientras que solo 3,7 millones de toneladas lo hacen en tren. Las consecuencias desde el punto de vista medioambiental (emisiones de CO2 y partículas diesel), de seguridad (accidentes) y energético (elevado consumo de combustibles fósiles) son evidentes.
En Aragón el interés por la reapertura del Canfranc es también económico, “puesto que las empresas radicadas en nuestro territorio que importan y exportan productos por ferrocarril se ven obligadas a utilizar itinerarios mucho más largos para pasar por Port-Bou o Irún donde, además, hay que trasbordar las mercancías por el diferente ancho de vía” en los estados español y francés.
“En el camino, esos trenes atraviesan zonas con elevado tráfico de viajeros (cercanías) que penaliza el de trenes mercantes, alargando los tiempos de viaje. Importantes empresas se ven obligadas en la actualidad a utilizar la carretera por estas causas. Si el Canfranc se reabre será con ancho de vía estándar europeo hasta Zaragoza, con lo que muchos de los actuales inconvenientes con que tropiezan las empresas aragonesas desaparecerían”, apunta Garrido.
“Otro tema que nos preocupa ―ha señalado el portavoz de Crefco― es que, justo en este momento, se haya resucitado la idea de la Travesía Central del Pirineo, porque ni la demanda existente o previsible en las próximas décadas justifica la inversión, ni en Francia se contempla esta hipótesis”.
En su opinión, hablar de un ferrocarril que, teniendo en cuenta que exigiría perforar un túnel de más de 40 kilómetros, “costaría decenas de miles de millones de euros, justo cuando acaba de quebrar por falta de tráfico la empresa” que construyó la línea internacional Figueres-Perpinyà/Perpignan, que incluye un túnel de solo 10 km, “es un despropósito que lo único que puede conseguir es que vuelva a retrasarse la opción más sensata y la única viable, que es reabrir el Canfranc”.
Según Crefco, se calcula que el coste de dicha reapertura sería de unos 500 millones de euros, entre los dos estados. “La línea resultante, a pesar de ser de vía única, tendría una capacidad de entre 1,5 y 3 millones de toneladas. En la opción máxima, con electrificación y ERTMS, el Canfranc sería capaz de mover casi las mismas mercancías que transitan ahora por todos los pasos ferroviarios del Pirineo, incluido el túnel de Pertús. O sea, que con el Canfranc tendríamos capacidad sobrada para varias décadas”, concluye Javier Garrido.
Programa de actos
El programa del domingo incluye un photo-call que funcionará desde la llegada del tren de Zaragoza, a las 10.30 horas, en la entrada a la estación. La idea es que todo el que quiera pueda hacerse una foto con el fondo del edificio histórico aún con vías ferroviarias, porque estas van a desaparecer dentro de unos meses.
A las 12.00 horas, en el aparcamiento situado junto a la boca del túnel internacional, tendrá lugar el acto central, terminado el cual Crefco y la organización francesa Creloc ofrecerán a las personas asistentes un brindis con cava y champagne con motivo de su 25 aniversario. Finalmente se quiere hacer una foto de grupo con la estación, tal y como está ahora, de fondo.
El Alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, junto con los consejeros de Urbanismo y Cultura, han visitado la Imprenta Blasco para conocer los preparativos para su inminente rehabilitación y restauración de la maquinaria. El Ayuntamiento de Zaragoza es propietario de este edificio, que está situado en la plaza Ecce Homo nº 8 de la ciudad.
El objetivo planteado desde el Ayuntamiento es que tanto la planta baja como sótano se destinen a museo de la imprenta, por eso es necesario desalojar toda la planta baja y sótano de maquinaria y mobiliario, restaurarlos y reponerlos a su ubicación actual.
El cierre de la Imprenta Blasco en 1999 puso fin a un siglo de historia de las artes gráficas en Aragón. Tres años después, en 2002, el Ayuntamiento de Zaragoza adquirió el edificio y a partir de este año se ha impulsado su recuperación. La Imprenta Blasco constituye un valioso testimonio del patrimonio industrial contemporáneo ya que a través de su maquinaria y sus enseres se puede conocer la evolución del oficio de impresor, desde la tipografía y el hacer más artesanal hasta los inicios de la industrialización y el offset, de los que se conservan importantes ejemplos.
En estos días, en los que resulta evidente que no va a haber fondos específicos de la UE para la despoblación, y en los se ha alegado insensibilidad ante esta cuestión, cabría ir un poco más allá, y preguntarse abiertamente, ¿a quién le importa la despoblación? ¿realmente le importa a alguien?
La cuestión no es baladí: quienes viven en zonas despobladas, sus representantes públicos o sus creadores de opinión, tienen tendencia a pensar que, como para ellos es un problema, lo es para todo el mundo, o al menos debería serlo, y en función de esa “superioridad moral” se piden soluciones (o más bien, se pide dinero). Sin embargo, más bien hay que pensar que la despoblación no es un problema para nadie más que para los que la viven de cerca. Para el conjunto de la sociedad (sus representantes públicos o sus creadores de opinión...) no lo es.
Un ejemplo muy evidente lo tenemos en el barómetro del CIS, que mes a mes viene preguntando a los españoles por los que consideran “los principales problemas de España”. Ahí están o han estado problemas como el paro, el terrorismo, la corrupción, la inmigración...pero la despoblación no está, no existe, no está en la lista de problemas; y los problemas del medio agrario y ganadero suscitan una preocupación testimonial (en torno al 0,2%). Y esto es central: la primera condición para resolver un problema es reconocerlo como tal, y esto no sucede en España. Y no olvidemos que Europa siempre pide, para tener en cuenta una cuestión de este calibre, que sea una “posición de Estado”.
España es una sociedad urbana, cada vez más urbana y cada vez más ajena al medio rural. Quienes nacieron en los pueblos y emigraron a las ciudades entre los años 50 y 70 son ya ancianos; sus hijos y sus nietos tienen lazos cada vez más laxos -cuando no inexistentes- con sus pueblos de origen. Es una sociedad que no está orgullosa de sus raíces rurales -como sí lo está Francia, por ejemplo-, que se rige y piensa con parámetros claramente urbanos. Eso implica que el campo se ha convertido en una supuesta Arcadia feliz, profundamente caricaturizada, donde practicar turismo rural, comer fabada y disfrutar de la lejanía de la ciudad, como ha caracterizado tantas veces la publicidad. Un lugar para ir de visita, pero no para vivir. El paternalismo, el neocolonialismo, o el culturalismo están a la orden del día en las relaciones urbano-rural.
La despoblación se asoma solo a las páginas de sociedad, donde conceptos tan periodísticos como la “Laponia del sur”, la “España vacía”, la “demotanasia” y demás expresiones tremendistas encuentran su titular, para lectores ávidos de noticias sensacionalistas, que cabecean asombrados...y a continuación pasan página: una noticia curiosa sobre algo que no tiene remedio, sobre algo “natural”, porque, como me preguntaba con toda naturalidad una amiga de Madrid y que vive en Bruselas, cuando le explicaba estas cuitas de la despoblación: “¿Y qué pasa, si se despuebla? ¿pasa algo...? ¿está mal?”.
Reconozco que me quedé un tanto parado: acostumbrado a vivir en un entorno donde este problema preocupa, no había caído en que podía “no preocupar”. Pero es así. Y ello nos lleva a un debate ético y posiblemente de largo plazo: cuando determinadas cuestiones no se perciben como un problema (y menos como un problema que nos afecte directa y personalmente), tal vez la ética nos oriente sobre cómo enfocarlo.
Y en esto nos queda mucho por construir: no existe una “ética de la despoblación”, por así decirlo, no se ha construido un aparato moral previo que alimente después las decisiones políticas y con ello las de asignación de recursos escasos (dinero, profesorado, servicios, etc...). Recurrimos a la Constitución (la igualdad de todos), pero no es suficiente; o recurrimos al victimismo (algo así como afear a una sociedad o a unos políticos que “dejan morir” los pueblos, como quien deja morir a alguien “como a un perro”) y tampoco es el mecanismo para generar empatía o complicidad con el mundo urbano...no tengo soluciones concretas ahora mismo, pero creo que es un factor que olvidamos muy a menudo, y sobre el que se debe profundizar, como forma de construir esa imprescindible alianza rural-urbano, que no puede ser solo económica, turística o funcional, sino que tiene ser, también, moral.