NIX es una revista de esquí y no podíamos ponernos de perfil ante un tema tan preocupante y polémico. Esquiamos, fotografiamos y escribimos sobre esquí en la montaña virgen y en estaciones de todo el Mundo. Somos esquiadores y también amantes de la montaña, defendemos la existencia de estaciones y de su mejora, pero no a cualquier precio.
La Canal Roya es un río y valle del Alto Aragón, un valle alpino con una personalidad indiscutible y una belleza abrumante. En invierno está cubierto por varios metros de nieve y presenta su cara más inhóspita y salvaje pero para muchos la más atractiva, en verano su parte alta es una inmensa pradera de un verde rabioso que solo desaparece en los roquedos de las cimas y en los neveros que resisten al calor. Para un biólogo o un geólogo es un tesoro, para un esquiador o un montañero un paraíso y, para cualquiera, un paisaje de montaña prototípico del alto Pirineo con una belleza asombrosa que rebosa naturaleza prístina.
La Canal Roya tiene un problema y es su situación, que le hace ser un terreno natural de tránsito entre dos valles principales donde la industria del esquí se ha implantado desde los comienzos de este deporte en España hace casi un siglo. Una industria que ha activado (indudablemente) la economía de los valles de montaña y ha mejorado el nivel de vida en estas zonas y en las adyacentes.
El conflicto viene cuando esta industria que aporta riqueza, también implica expansión y demuestra una voracidad enorme para convertir las áreas naturales y los espacios vírgenes en terreno para sus instalaciones y, consecuentemente, su transformación en lugares civilizados, sembrados de macro-estructuras, materiales artificiales y atravesados por pistas acondicionadas para facilitar la práctica del deporte de esquiar.
Puedes seguir leyendo el artículo en la web original pinchando aquí