OPINION

Eloy Fernández Clemente

Eloy Fernández Clemente

Lola Campos

Original: Publicación de Facebook de Lola Campos

Eloy Fernández Clemente ha sido despedido por decenas de personas. Me sumo, resumiendo mis palabras para el acto en el cementerio, que fueron leídas por la gran Pepa Cabrera. En la foto estamos con Luis Granell y su ya viuda, Marisa Santiago, otra grande.
Querido Eloy, se pueden decir tantas cosas de ti, que cuesta elegir trozos de vida de tu apretada biografía. Tu exhaustividad es perenne.
 
Hace apenas medio año me pasaste la lista de las personas de Andalán ya desaparecidas. Eran cerca de cien, o más. A la hora de escribir, no tengo el dato a mano. La cifra, según tus palabras, era tremenda. Imagínate ahora, con las muertes de Luis Granell, José Luis Rodríguez, José Luis Lasala y tú mismo….. Tremendo y doloroso, paradójicamente, este año en el que celebramos los 50 años del nacimiento de Andalán, una de tus criaturas más queridas.
 
Se supone que yo hablo en nombre de todos aquellos periodistas que tuvimos en ti, y en tu grupo de amigos intelectuales, a unos maestros exigentes y brillantes. Somos muchos los que hoy podemos decir, con la cabeza alta y el corazón henchido, que nosotros estábamos ahí, con vosotros. Que somos ramas de vuestro tronco, que nos enseñasteis a querer a Aragón de verdad, por encima de otras consideraciones laborales e ideológicas.
 
Vosotros, gentes de la Enseñanza, la Economía, la Historia, la Cultura o los movimientos ciudadanos, nos ayudasteis a hincar raíces en la tierra fértil y honesta del periodismo, abonada por las ideas de muchas otras personas. En horas de duda, tuvimos la tentación de pensar que se nos había ido un poco la mano, en la defensa de nuestra gente. Pura ingenuidad de izquierdas, porque lo que ahora vemos, en tiempos desacomplejados de periodismo de trinchera, nada tiene que ver con nuestro entusiasmo y nuestra decencia.
Nos inculcasteis el respeto a la verdad y el compromiso con los suscriptores y lectores. No disponíamos en Andalán un libro de estilo, sino de la ejemplaridad de vosotros, los pioneros, y la complicidad en creer en Aragón. Tampoco necesitamos envolvernos en banderas, pues nuestra misión consistía en ser notarios de una actualidad a veces ocultada, en un paisaje al que pusimos identidad y orgullo, problemas y esperanzas.
 
Admirado Eloy, siempre me llamabas Lolica y me recordabas mis orígenes. Eras amigo de poner siempre las coordenadas personales a tu gente, lo que se agradecía de veras. La última vez que hablamos con algo de detenimiento, me recordabas - con esa memoria sobrenatural que admirábamos- que yo os cantaba la jota de La Palomica; ésa que levanta tanto el vuelo. No me acuerdo yo de semejante osadía, pero será verdad.
 
Pues, querido Eloy, ahora que tú también has levantado el vuelo, los periodistas que somos hijos y nietos de Andalán, te agradeceremos eternamente tu iniciativa de crear una revista con Franco aún en El Pardo; tu sabiduría, tu energía y tu cariño. Te llevas el nuestro, y el orgullo de haber transitado contigo un capítulo apasionante de la historia de Aragón.